jueves, 4 de noviembre de 2021

LA GLORIA DE DIOS.

El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Éxodo 33:18

Cuando Dios apartó a su pueblo de todas las naciones, tenía que ser diferente a las otras naciones circundantes. La presencia de Dios estaba con ellos y ellos eran su pueblo (cap. 19:5-6). 

Pero a Moisés no le bastaba esta promesa. Quería tener una relación más estrecha con Dios. Moisés desde el principio intercedió por su pueblo.

Las oraciones perseverantes, especialmente aquellas que se hacen en favor de otros, son demostración de fe. 

Tales fueron las oraciones de Abraham en favor de Sodoma (Gén. 18: 23-33; de Daniel por su pueblo (Dan. 9:4-19 y la de Cristo Jun 17). 

Su fe llegó hasta el trono de la misericordia. Moisés siempre estaba intercediendo por su pueblo rebelde, hasta que llegó a decir a Dios “muéstrame tu gloria”. 

Aunque en su misericordia en favor de Israel, Moisés anhelaba tener aún más evidencias del favor divino. 

En repetidas ocasiones ya había estado en la presencia misma de Dios, pero la solemne compresión de la tarea que le tocaba le hacía sentir la necesidad de una comunión aún más íntima con Dios. 

Esto lo llevó a formular un pedido que hasta entonces nadie había hecho, pero Moisés creía que este vínculo con Dios le fortalecería para realizar la tarea encomendada por Dios. 

Este ejemplo que nos aporta la palabra de Dios, debería de ser un ejemplo para los hijos de Dios. Las oraciones de intercesión por los demás, nos hará estar más cerca de Dios. 

Moisés necesitaba esa relación íntima con Dios. Nosotros también necesitamos esa relación íntima con nuestro Dios. 

Cuanto mayor sea nuestra relación con Dios, mayor será el reflejo de Dios en nuestras vidas. 

Pero muchas veces el peso de nuestras culpas nos hace rehuir de la presencia del Señor. Cuando hay armonía entre él Padre y su hijo terrenal, mayor será el anhelo de estar en su presencia. 

El cristiano sincero debe de tener esa relación con Dios, debemos ejercitar esa relación con nuestro Dios. 

Lo que podría parecer una presunción para nosotros por parte de Moisés, no lo fue en el caso de Moisés. 

El amor y el respeto mutuo acercaban al Creador con su hijo Moisés. 

Hoy pasa lo mismo, cuanto más nos acerquemos a Dios , mayor será la transformación de nuestro carácter, y mayor será nuestra confianza con nuestro Dios. 

Dios cubrió de gloria a Moisés. Cuando venga Cristo nos cubrirá de gloria a sus hijos que le han sido fieles. Hoy está en tus manos, en tener una relación personal con Dios.

MARANATA.

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