El contexto hebreo nos da una vislumbre acerca del significado de este verso. El pueblo de Israel estaba en una encrucijada.
¿Rechazaría para siempre al Dios de Israel, que lo había protegido y lo había alimentado? Oh en cabrío aceptaría al dios Baal como su amo y señor?
Estado preguntas que nos hace el texto bíblico, debería meditarla los hijos de Dios. Porque cualquier cosa que sustituya a Dios en nuestro corazón es un dios Baal.
Si el pueblo entendía que Jehová era Dios, era el que debía ser adorado. La Biblia de jerusalén p.389 dice: “¿Hasta cuando vais estar cojeando con los dos pies?
No sólo se trataba de decidir cuál de los dos, Yahveh o Baal, es el señor del monte o el más poderoso, sino absolutamente , cuál de ellos es Dios: no cabe duda la respuesta que pidió el profeta.
Esto es una lección para los cristianos sinceros. En nuestra vida hay momento que que cojeamos como Israel.
No sabemos a que lado debemos ir, si codiciar las cosas del mundo, o seguir a Dios. “Esta es la cuestión”
Lo que si sabemos que tenemos que escoger a uno de los dos. Mucho conocemos la historia de Israel, y como termino, (leer Samuel, Reyes y Crónicas).
Israel fue destruido y el resto fue llevado al cautiverio. La vida para los hijos de Dios es corta, y todos esperamos estar en aquella gran ciudad, pero todo tiene un precio.
La lealtad a Dios, o a Babel. Los cristianos tenemos un gran ejemplo con lo que pasó a Israel, que se fue tras los Baales.
Creo con sinceridad que necesitamos estudiar el desafío de Elías en estos tiempos. Necesitamos ser apartados de nuestros ídolos ocultos, y otro externos, y dejar de adorar a los baales modernos.
La oración del profeta fue muy sencilla, pero llena de fe. No necesito hacer una larga oración, Dios escucha aun las oraciones más humildes.
Para muchas personas hoy el cristianismo es un club, es un símbolo de estatus. (Foto el Correo)
Hay una peculiaridad, de que hay “un muro de separación que Dios mismo ha establecido entre las cosas del mundo y las cosas que él escogió del mundo y las santificó a sí mismo” (TT. 1, pág.283).
El pueblo ante las evidencias reconocieron que Jehová era el gran Dios del cielo y la tierra. Elevamos un clamor y reconozcamos a Jehová como nuestro único Dios.
Todo cristiano sincero será fiel a Dios en lo poco y en lo mucho. Seamos una sola mente con Cristo.
MARANATA.
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