Este texto tiene varias connotaciones, una de ella es una invitación a poner todo en sus manos. El hombre se siente cargado por los problemas de la vida, y no sabe que hacer.
Muchos buscan un aliciente para aplacar la inseguridad que hay en su vida. Otros se entregan a los placeres de esta vida, y otros se entrega a la meditación trascendental etc.
Cuando Jesús dijo estas palabra a sus oyentes no debían esperar a encontrar el camino de la vida, o el camino a la verdadera sabiduría y el descanso yendo a escuchar a los que se llamaban “sabios” y “entendidos” (ver. 25), pues no eran mejores que los “ciegos guías de ciegos.
Hoy en el siglo XXI nos encontramos con el mismo problema que en tiempos de Jesús. Muchas personas quiere encontrar la paz interior, y aceptan las palabras de cualquier predicador de turno, que presente una salvación barata.
En mi carrera cristiana, me e encontrado con muchas personas que creen lo primero que un predicador le dice, sin averiguar si es verdad o no.
El descanso que Jesús nos invita, no es un estado de pasividad. No es un descanso para ignorantes, del crédulo o del ingenuo.
El descanso que Jesús nos ofrece es la paz interior por haber encontrado el centro de la existencia.
Cristo es el único que conoce al Padre. Por lo tanto, sólo Cristo puede revelar el amor del Padre. San agustín dijo:
“Nos has hecho para ti, y nuestros corazones está sin sosiego hasta que encontramos descanso en ti”.
Cristo extendió una invitación a la gran multitud que le seguía. Se Da por entendido que cristo no se refería al trabajo físico.
Se refería al trabajo del alma y de la mente, que a la sazón es el que más pesa en los seres humanos.
Muchas personas buscan una religión que les prometa un perdón barato, y que apague sus conciencias.
Esta invitación que Jesús hacía a la gente y nos hace a nosotros tan bien, es dejar nuestros ídolos que todos tenemos.
La gente está cargada con tanta exigencia, y no se detiene en leer la palabra de Dios.
Muchas personas quieren ser consecuentes y buscan el verdadero sentido de la Palabra de Dios, buscan el descanso espiritual.
Esto era lo que le pasaba al pueblo de Israel en tiempos de Jesu. Vivimos en un mundo agitado por los problemas de cada día, Cristo nos invita a descansar en el, en su santo día. (ver DTG 295).
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