A través de los siglos Dios siempre se a preocupado de su pueblo.
Después del fracaso del primer mensaje dado por el profeta al pueblo, Dios le envía otra vez con otro mensaje.
Cierto es que Hageo habla de sí mismo como ningún otro profeta de Dios. Se declara el “enviado de Jehová” (como Mal 1:1).
Este mensaje es también para su pueblo de los últimos tiempos, como lo fue en tiempos del profeta. El pueblo comprendió que el Señor lo apremiaba.
No se atrevieron a menospreciar la repetida advertencia de que su prosperidad y la bendición de Dios dependían de que le obedecieran completamente las instrucciones recibidas.
La misma advertencia va dirigida a su pueblo de los últimos días. El pueblo “oyó [obedeció] . . .todo el resto del pueblo, oyó la voz de Jehová su Dios” (ver 12).
Israel escuchó la voz de Dios y obedeció. Esta seguridad significa mucho para los hijos de Dios cuando se hallan en necesidad. Estoy con vosotros.
¡Oh, cuán misericordioso es nuestro Dios! “Cuando pases las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos. No te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isa.43:2).
A través de los siglos, hombres y mujeres fueron salvados del fuego y de las aguas, Juan el apóstol amado fue echado en una caldera de aceite hirviendo, y no le paso nada.
Las promesas de Dios son seguras y permanentes. Para que todas las bendiciones de Dios sea hecha una realidad, hay que arrepentirse y volver al verdadero camino.
Es así, cuando hay una convicción y un arrepentimiento, es cuando Dios les promete su protección. (cf.Sal 23:4; 91:15; Isa. 43:2).
Estas palabras han de entenderse principalmente como que Dios estará con sus hijos cuando sobrevengan las inundaciones de las pruebas y el fuego de la aflicción.
En este momento en la isla de la Pala, hay hijos de Dios que lo están pasando mal, pero ninguno de ellos les pasado nada.
“Tan ciertamente cuando el hombre está en el fuego de la aflicción, el Señor estará con ellos allí”.
La duda es el mayor enemigo de los hijos de Dios.
El Señor siempre cumple lo que promete, el problema está en el hombre.
La falta de fe, nos arrastra al desánimo y a la desesperación. Hay muchas palabras hermosas en la biblia, y una de ellas se expresa en el sal. 46:1.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
MARANATA.
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