En la antigüedad se daba un nuevo nombre a un esclavo, oh también se daba un nombre a un rey que ascendía al trono. Era la costumbre en todo los países.
También se usaba para cambiar algún acontecimiento de gran importancia. (como. Gén. 17:5; 32:28; Rut 1:20 cf. Ose. 1:6, 9; 2:1).
El ejemplo que pone Pablo en Rom.9:25. Se refiere a la “no amada” y Pedro se refiere al mismo pasaje, habla de un pueblo que no había “alcanzado misericordia” (1º Ped.2:10).
La nación de Israel había llegado al punto en que el Dios de amor no podía comparecerse mas de ella Gén.6:3.
La LXX lo traduce: “ciertamente me dispondré en orden de batalla contra ellos” se hace referencia a la cautividad de Israel.
Dios no pudo hacer nada por su pueblo, y no le pudo dar un nombre nuevo, ni darle una piedra blanca.
La piedra blanca es el símbolo de inocencia.
Es un símbolo de quien ha sido a través de la fidelidad y una determinación para abandonar el pecado.
Una fe pura inflexible donde se prueba la fe de los hijos de Dios. En la piedra esta escrito el nombre nuevo que Dios le concede por su fe.
Es en esta tierra donde tu fe es probada y tu lealtad a Dios. Dios pondrá un nombre nuevo a los hijos de Dios por toda la eternidad.
Tu nuevo nombre esta escrito en la piedra hecha de fe de pedernal. En esta experiencia cambiare el nombre del personaje y lo llamaremos Isaías.
Este hombre trabajaba en la mina de carbón durante muchos años y su vida era desordenada y corrupta.
Negaba como muchos la existencia de Dios. En un momento de su vida desordenada, vio que el camino que había elegido lo llevaba a la muerte.
Y dentro de la mina a una profundidad de 300 metros, vio la realidad de su vida y clamo a Dios con voz silenciosa para los ojos humanos, pero no para Dios que la escucho.
Aquel día conoció a un colportor que le dio el Camino a Cristo. Su vida cambio y tomo el nombre Pablo.
La prueba mayor en favor de Dios y de la Biblia es una vida convertida.
Es el milagro de la transformación de un pecador y de la adquisición de una nueva naturaleza es una prueba de la existencia de un Dios.
La transformación de este hombre, se le concedió un nuevo nombre en una piedra blanca Apc. 2:17; 3:12. Tú y yo recibiremos “un nuevo nombre” en el reino de los cielos.
MARANATA.
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