jueves, 28 de enero de 2021

"LAS LLAVES DEL INFIERNO Y LA MUERTE"

No temas: yo soy el primera y el último; el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivió por siglos de siglos. . . y tengo las llaves del infierno y de la muerte. Apocalipsis 1:17-18.

El primer efecto sobre los que recibían una visión de un ser divino revestido de toda su gloria era privado de su fuerza física (Eze. 1:28) 

Dios conoce íntimamente a cada hombre. Si nuestros ojos pudieran ser abiertos, veríamos la justicia eterna que está en acción en nuestro mundo. Está en función una influencia poderosa, ajena al dominio del hombre. 

El hombre puede suponer que él está dirigiendo las cosas, pero actúan influencias que son más que humanas. 

Ezequiel se sintió empequeñecido por el poder de Dios. Las personas que reciben el honor quedan completamente anonadado por el sentimiento de su propia debilidad e indignidad. 

Conozco experiencias de las cuales yo mismo e experimentado, cuando los ángeles nos ayudan en forma humana. Y nosotros no los reconocemos al instante, y después de pasar un ratos, reconocemos que un ángel nos ha salvado la vida. 


Juan estaba experimentando en su vida, la grandeza de un Dios de amor, pero también experimento el temor. 

Juan cayo dos veces en adoración a los pies del ángel (cap. 19:10; 22:8). 

El amor infinito le dice: “no temas” Después fue fortalecido por el ángel. 

Hoy día muchos hijos de Dios son fortalecidos de muchas formas, y en muchos lugares de la tierra. 

En vista de la eternidad, toda una vida no es más que un puñado de nieblas entre nosotros y la eternidad. 

Job contemplaba las estrellas, y comprendía que él era una cosa insignificante ante la grandeza de un Dios de amor. Igual que Job vio la grandeza de Dios, nosotros deberíamos reconocer cada día la grandeza de Dios. 

Y tener una comunión más directa con nuestro Hacedor. Dios se presenta a Juan como “El Viviente” “Dios viviente” (Jos. 3:10 etc. 

Esta declaración tiene un gran significado para el creyente, porque Cristo había estado muerto. “En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra” (DTG. 489). 

Cristo sufrió por la raza humana, sigue siendo “el que vive” porque es Dios. La iglesia tiene a un Dios vivo, no un Dios muerto. 

Juan era un hombre temeroso de Dios, no se cuántas veces oraba a Dios, lo que si se es que debió de ser un hombre de oración. 

Esta es la invitación que nos hace Dios, ser más comunicativo con nuestro hacedor. 

La oración es la puerta a la eternidad. 

Si queremos tener el sello de Dios en nuestra frente, debemos de estar más en comunión con Él. El ángel exterminador vera la marca en los hijos de dios, y pasara de largo, como hizo en Egipto.

MARANATA.

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