sábado, 30 de enero de 2021

EL REGRESO A NUESTRO HOGAR.

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Lucas. 15:

Es difícil analizar sobre el joven de la parábola, se marcho de su casa, y después la vida le hizo ver la realidad. 

Podemos sacar muchas conjeturas sobre los hechos, la envidia, o la ansiedad de conocer un mundo que atrae a los jóvenes hoy día. 

Después de una gran reflexión de su situación, y reconociendo el error que había cometido se decidió ir a su casa. El hijo no tenia un conocimiento o un concepto del amor del padre.

El hijo vio la justicia del padre con los jornaleros y esto había producido desesperada esperanza de que lo trataría así como un jornalero. 

Muchos jóvenes de nuestra iglesia, hacen lo mismo, pero a diferencia de este joven, no vuelven más a la iglesia y se pierden en un mundo de maldad. Otros regresan y obtienen consuelo y perdón. 

El joven de nuestra historia no se le ocurrió inventar una historia, como hacen muchos jóvenes. 

Su condición testificaba que su padre tenía razón y que él se había equivocado. Demostró que su confesión debía ser honrada y completa. 

El mismo Creador ha colocado dentro de nuestro corazón un ardiente deseo de lucha y estar insatisfechos con todo lo que sea menos la vida plena. 

¿Fué el haber cometido el pecado de quebrantar una regla y rebelarse contra la autoridad de su padre? 

Creemos muchos que el pecado estriba en quebrantar voluntariamente una regla. 

El pecado va más hondo que eso. Corta una relación. Y eso fué lo que hizo el hijo prodigo. Quebró la relación con su padre y se despojo de su protección y de su amor. 

La instrucción religiosa que había recibido en casa de su padre no había sido enteramente olvidada. 

Comprendía que cualquier falta contra su prójimo era conceptuada por el cielo como si se hubiera cometido contra Dios (Gén. 39:9). 

Estaba violando abiertamente todo el tiempo los principios del quinto mandamiento. 

Cuantas veces cada uno de nosotros hemos violado este mandamiento. 

Dios esta siempre dispuesto para recibirnos, el no ha cambiado el concepto de su amor hacia nosotros. 

Al fin el joven comprendió que era mucho mejor andar por el camino de Dios que mezquindad las migajas dl mundo. 

El gran amor del padre, es una viva representación del amor de Dios por sus hijos. 

Dios esta a la puerta, y si te ve venir, hecha a corres para recibirte, ese es el amor de Dios para con el pecador.

MARANATA.

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