LA MORADA DE DIOS.

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en las alturas y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Isaías. 57:15.

Hace cien años, no se discutía la existencia de Dios. Empezaron a salir la teorías de la evolución por Darwin, y la imagen de Dios se desvaneció en el hombre. 

Hoy en pleno siglo XXI, el concepto de un Dios se esta desvaneciendo y, en su lugar sólo existe extraterrestres, otros mundos, como y el dios Euro y los placeres del mundo. 

Todos ellos dirigidos por el dios de este mundo el cual cada cristiano sabe su nombre. 

Este libro de Isaías es su conjunto es una amonestación al pueblo de Dios, sirve para aquella época y para la nuestra, ya que existe los mismo elementos dentro del pueblo cristiano.

“Dios habita para siempre” Esta sublimes palabras presenta claramente a Dios como el Dios eterno. 

Cuando se refiere a los cielos, el el alto y sublime, se esta refiriendo en el tercer cielo. 

Que se encuentra más aya de Orión. Benjamín Franklin pidió en cierta ocasión que se hiciera una oración. 

“Dios gobierna los asuntos de los hombres; y si un gorrión no puede caer a la tierra sin que él lo note, no puede tampoco sugerir un reino sin su ayuda”. 

En todas las Escrituras Dios ha declarado que no es solamente el creador, el administrador, el guía y el sostenedor del universo, sino que es Dios que habita dentro de los hombres. 

El Apóstol Pablo dijo: “Dios no esta lejos de cada uno de nosotros” (Hech.17:27). 
El hombre busca lo que su imaginación y sus estudios le dicta, quieren ver lo que no existe dentro del universo y de su corazón. 

Dios el Altísimo quiere morar en nuestro corazón y cambiar nuestro carácter y pensamientos. Dios vigila con su infinito amor a los que confía en él. 

Cuando rechazamos este cuidado, obligamos a Dios a retirarse a las moradas de la eternidad, y se aleja de nuestras vidas. Así el hombre aleja a Dios y sólo hace sumiso a sus propios razonamientos y teorías humanas. 

Lutero en los días mas oscuros de su vida, por la persecución de la inquisición dijo a su amigo Melanchton: “Estoy en contra de los cuidados que te acongojan y que te consume en el corazón. 

¿Por que haces de Dios un mentiroso, no creyendo en su maravillosas promesas, cuando él nos ordena estar de buen ánimo y echar toda nuestra solicitud en él que nos sostendrá. . . ? 

¿Piensas tú que él arroja estas palabras al viento? ¿Qué más puede hacer el demonio que sacrificarnos? 

Cristo murió por nuestros pecados una vez y para siempre; pero para la justicia él no muere, sino que vive de nuevo. 

¿Por qué, entonces, acongojarse, siendo que él esta sobre el timón? El habita en la eternidad y habita en tu corazón. ¡Escucha hoy su voz!

MARANATA.

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