jueves, 30 de abril de 2020

LA CRUZ DE LA ESPERANZA

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:24
Desde el imperio Romano, las distinciones a los grandes héroes era lo más importante para un soldado. 

La cruz ha llegado a ser un símbolo de honor. 

Tenemos la cruz de Hierro, la cruz Laureada de San Fernando por nombrar algunas. La mas antigua fue la del Papa Gregorio I (508-604 d.C.) 

Estas medallas militares tanto de reyes como de militares, se ofrecen a personas que han conseguido una acción en batalla o en la ciencia o letras. 

Cada país tiene sus medallas correspondientes, para distinguir a sus soldados o a personalidades. En el primer siglo de nuestra era, la cruz era un símbolo de terror y dolor. 

Los caminos de Roma estaban llenos de cruces, en las cuales había un ser humano muriendo, en cada país conquistado. Todos los que se rebelaban contra el imperio e Roma, eran crucificados, morían lentamente. 

No importaba cual era su religión o su nacionalidad, la sentencia era la cruz, este método se origino en Asiria por el siglo VI a.C,. Siglos más tarde este símbolo llegó a ser el la salvación para el mundo. 

Nos preguntaremos como nació este tormento de dolor, y que mas tarde se convirtió en la salvación del mundo. San Agustin dijo, refiriéndose a un escritor romano lo siguiente: “El que muere en la cruz, muere mil veces”. 

Cristo refiriéndose a la cruz que estaba apunto de ser ensalzado dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, y tome su cruz, y sígame” 

Es decir: “renuncie a si mismo”, someta su voluntad a Cristo, para que viváis en adelante para Cristo , y no para si mismos oh para el mundo. Cada día el cristiano tenia que llevar su cruz. 

Cada día el cristiano debe consagrarse a Dios, en el servicio hacia los de más. Sígueme. Todos los que quieran ser discípulos de Cristo, deben renunciar a todos sus deseos personales. 

Después: debe estar dispuesto a llevar cualquier cruz que el deber le pida llevar. 

Esta cruz no es un símbolo de castigo ni de honor personal. Implica conformidad con su voluntad. 

El pedido de Jesús toca el mismo centro e la experiencia cristiana. Para que sus hijos sean identificados con sus principio divino. 

Esto puede colocarnos bajo los dardos de nuestro enemigo y puede también exponernos a la purificadora de las manos de Dios.  

Aunque nos parezca duro, es el camino correcto del cristiano, para que veamos más allá de la cruz. Cristo recorrió el mismo camino que debemos de recorrer nosotros. 
MARANATA.
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