lunes, 8 de julio de 2013

SE BENDICE A LOS QUE VELAN

Bienaventurados aquellos siervos a quienes el Señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá,y hará se siente a la mesa, y vendrá y le servirá. (Luc. 12:37).

Dios advirtió siempre a los hombres de los juicios que iban a caer sobre ellos.  Los que tuvieron fe en sus mensajes para su tiempo y actuaron de acuerdo con ella, en obediencia a su mandamientos, escaparon a los juicios que cayeron sobre los desobedientes e incrédulos.

Cierto es, que en la época oscura donde reinaba el terror de la Inquisición, muchos Valdensés, y los Hugonotes, que llevaron la luz a todo Europa, fueron masacrados, por la intolerancia de una religión, intolerante.  Así los discípulos de Cristo fueron advertidos acerca de la destrucción de Jerusalén.

 Los que se fijaron  en las señales de la ruina inminente  y huyeron de la ciudad, escaparon de la destrucción.  Cuando la persecución en Europa, muchos cristianos protestantes escaparon y fueron a la nueva Inglaterra (hoy Estados Unidos), Dios les abrió un camino, con forme a su advertencia dada en su palabra.

Las promesas y las advertencias son dadas a través de la Biblia, y el mundo cristiano esta advertido de la destrucción de esta tierra y de la venida de Cristo. ¿Pero donde encontrar tal evidencia en la Biblia? Tenemos que ir al libro de Daniel y al libro de Apocalipsis. (http:// la Biblia a través del tiempo/ estudios bíblicos. blogspot.com ).

Solo tenemos que ver lo que esta pasando en el mundo físico y espiritual,para comprender que la venida de Cristo esta cerca.  Los que presten atención a la advertencia se salvaran.
Por cuanto no sabemos la hora exacta ni el día de su venida, se nos ordena que velemos.  "Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales su Señor cuando venga, los hallen velando".

Los que velan esperando la venida de su Señor no aguardan en ociosidad expectativas.  La espera de la venida de Cristo debe inducirse a los hombre a temer al Señor y sus juicios sobre los transgresores.


"Cada día trae sus cargas, sus cuidados y perplejidades; y cuán listos estamos para hablar de esto cuando nos encontramos unos  con otros.  Nos acosan tantas penas imaginarias, cultivamos tantos temores y expresamos tal peso de ansiedades, que cualquiera podría suponer que no tenemos un Salvador poderoso y misericordioso, dispuesto a oír todas nuestras peticiones y a ser nuestro protector en cada hora de necesidad."

La espera de la venida de Cristo debe inducir a los hombres y mujeres a temer al Señor y a sus juicios sobre los transgresores.  "Hasta que estemos cara a cara frente a Dios. . . y conozcamos como somos. . .  conocidos, no sabremos cuántas cargas él llevo por nosotros, cuántas más habría estado dispuesto a soportar si se las hubiéramos llevado con la fe de un niño.
Esta matutina esta basada en (CC. p. 121; MeM. p.12;. Maranata p.34)
L. J. de M.

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