Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. . . Y creyeron mucho más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo. (Juan. 4:39-42.La pregunta que se plantea es: ¿Quien eran los samaritanos? Si recordamos las advertencias de Dios a Israel por su desobediencia y mundanalidad del pueblo; Dios mando al rey de Asiria tomo Samaria en el año nueve de Oseas, y llevo a Israel cautivo a las ciudades de Halah y en Habor, junto al río de Gozán, en las ciudades de los Medos. (2º de Reyes. 17:5-6, 23-24). El rey de Asiria trajo gente a Israel de Babilonia, y de Cuta, y de Iva, y de Hamat , y de Sefarvaim, y los paso en las ciudades de Samaria. En el (2ª de Reyes cap. 18.9-13) Encontramos la repetición de la deportación de Israel.
Estos nuevos habitantes fueron en tiempos de zorobabel una verdadera amenaza para el pueblo de Dios. Tuvieron que pasar muchos tiempo para que hubiese un cambio en Israel. La mujer samaritana, era una descendiente de estos pueblos, pero estos hombres y mujeres creían en la venida del Mesías.
La mujer puede hacer una gran obra para Dios, siempre y cuando primero aprenda la preciosa e importante lección de la mansedumbre en la escuela de Cristo. Podrán beneficiar a la humanidad si presenta la suficiencia plena que encontramos en Jesús. Cuando cada creyente perciba su responsabilidad individual, y cuando humildemente emprenda la tarea que tiene por delante, tendrá éxito. Dios da a cada persona su obra de acuerdo con la habilidad que posee.
No será una tarea fácil trabajar para el Maestro en esta época Donde la evolución y el ateísmo esta de moda, donde la mundanalidad que existe en este mundo. Pero cuánta perplejidad se podría evitar si los obreros y obreras dependieran continuamente de Dios y consideraran debidamente las instrucciones que él dio.
Dios nos dice: "De manera que, teniendo diferente dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o de servicio, servir; (hay personas que dedican horas a cuidar a enfermos en su casa, o van a los hospitales); o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, (cuando damos un consejo a una mujer o hombre que esta pasando problemas, es un bálsamo para sus huesos); o el que reparte, con libertad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría." (Romanos 12:6-8).
Este es un tema que requiere un estudio y mucha oración. Se comete no pocos errores cuando las personas no obedecen estas instrucción. (M.R. t. 11, p. 278.279).
No soy el ejemplo, pero si os digo que oro a mi Dios para que me sabiduría para hacer su voluntad. Estoy seguro que si nos ponemos en manos de nuestro Dios, Dios nos indicara el camino correcto.
Estas personas quieren dejar su humilde ministerio que se dedican a la visitación llegan a pensar que cualquiera puede hacer esta tarea de hablar palabras de simpatía y ánimo y de conducir a las personas en forma humilde y serena a una correcta compresión de la Escrituras. Pero es una obra que demanda mucha gracia, mucha paciencia y una dotación siempre creciente de sabiduría. (E.G.W.
[Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros].
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