UNA FE SINCERA.

Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. Isaías 43: 11

Muchos son los dioses que salva, pero son pocos los que se allegan a ti. 

En muchas iglesias vemos a pequeños dioses que salvan, y el cristiano sincero se allega a ellos en busca de salvación. Pero es uno el que salva, y está vivo, y intercede por nosotros ante el Padre. 

“La corriente de la anticuada fe está mermando” y “tanto la congregaciones como los pastores parecen haberse cambiado la iglesia al museo”. 

Se adornan las iglesias para estar más hermosas. Pero son sepulcros blanqueados. Las ideas de los hombres prevalecen ante las de Dios. 

Es interesante anotar algunas de las razones para llegar a esta conclusión. 

Hay un hecho es que las reuniones de reavivamiento en grandes carpas o en grandes iglesias no atraen a las personas, como lo hacía Billy Graham. 

El reavivamiento se hace en grupos pequeños, donde se medita la palabra de Dios, y se busca un cambio de corazón. 

La actividad de una carpa incluso una Iglesia, o la la respuesta de la congregación, posiblemente no puede medir la profunda necesidad de que el hombre tiene de Cristo. 

Hay un hecho que se palpa en la sociedad de este mundo, que la mitad es ateo o agnóstico, luego la otra tercera parte es indiferente. 

La cuarta parte tiene y desea una transformación de su interior y por lo tanto hay una necesidad de Cristo como nuestro Salvador. Y esto lo podemos comprobar en lo que esta pasando en China, como el Evangelio esta entrando con verdadera pasión. 

“La verdad os ara libres” dice Jesús a los judíos 8:31-38. Pero para tener esta libertad hay que cambiar nuestra mente, nuestras ideas. 

Aceptamos el hecho de que una gran mayoría ignoran que es él, Jesús que puede transformar nuestras vidas. 

Cristo nos da la fortaleza interior, pero nunca forzara la libertad del hombre, Hoy esa evidencia supera a todas las demás. 

Hoy en el siglo XXI más y más se le concede al cristianismo un lugar importante en la sociedad y en las relaciones humanas.

Creo sinceramente que no se le considera un mecanismo de escape para el hombre desesperado. Dios dice: “ Sin mí nada podéis hacer” 

La debilidad del cristiano de este siglo, reside únicamente en que reconocen la necesidad de una renovación interior y espiritual, pero niegan el poder del Espíritu Santo para transformar sus vidas. 

Las palabras del cristiano debe ir acompañadas por hechos poderosos.Y hoy es el momento de demostrar de que somos hijos de Dios, y no del mundo.

MARANATA.

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