viernes, 20 de diciembre de 2019

EL FUTURO DE PEDRO.


Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Lucas. 22:31-32.
Jesús pronuncio estas palabras no solamente para Pedro, sino por cada uno de sus hijos. Pedro era un hombres desorientado, como muchos de nosotros. 

Somos poco promisorio como lo fue él. La gran diferencia es que el vivía en un mundo donde no había tanta tecnología, pero era un mundo agitado por el imperialismo Romano. 

 Pero a la verdad, todos somos tentados en alguna forma. 

Satanás ya había vencido a Judas, y quería hacer lo mismo con Pedro. El estaba preocupado yo diría muy preocupado por causa del reino que se iba ha establecer pronto. 

Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para demostrar que el valía. La primera fase de Pedro, es igual que la nuestra, la de cada cristiano; su ego no le da java ver lo que iba hacer. 

Así somos los cristianos, los que creemos en la segunda venida de Jesús. 

Faltaba pocas horas para demostrar su amor por el Maestro, y en pocas horas sería culpable de una vil negación de su Señor. 

Tristemente eso nos pasa a los hijos de Dios, cuando nos damos cuenta ¿que hacemos? Cristo no solamente rogó por él, sino también por nosotros. 

Jesús contemplaba a Pedro no como era en realidad, sino como iba a ser en realidad. Así nos contempla Jesús, como vamos aser cada uno de sus hijos. 

En este texto se recalca el interés de Pedro, sino también el nuestro, ya que nos ve al través del tiempo lo que vamos a ser. 

Nuestro Padre Celestial nos ve como hijos inmaduros, pero mirando al futuro nos ve como hombres y mujeres maduros; dispuesto a darlo todo por su Maestro. 

En nuestro caminar cristiano caemos, algunos no se levantan y perecen; otros se levantan y confirma a sus hermanos. Es la conversión o el cambio que ocurre en la vida de Pedro y en la nuestra. 

Lo importante de la vida es levantarse y mirar a la Cruz donde hay salvación. La marga experiencia por la cual estaba pasando por negar a su Señor, obró en él una transformación que fue claramente visible para los otros discípulos. 

Esta es la transformación que quiere Jesus en cada uno de sus hijos. 

No importa de que denominación seas, lo importante es el cambio que genera el Espíritu Santo en la persona. 

La intrepidez que más tarde Pedro manifestó por la verdad, demuestra que su conversión fue completa; y su ministerio proporcionó fuerza y ánimo a los creyentes de Jerusalén y en todos los lugares que el visito. 

¿Tú eres esa mujer o ese hombre? Si no es así ¿Que piensas hacer? Una gran mayoría se perderán y otros ocuparan nuestros puestos. (DTG. 659-660, 752).
MARANATA.
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Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7.

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