Y pusieron su corazón como
diamante, para no oír la ley ni la palabras de Jehová de los
ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas
primero, vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los
ejércitos. Zacarías. 7:12
Está promesa, como todas las
que hay en la Biblia, son hechas con amor hacia su pueblo; bien sea
en el pasado o en el futuro.
La obra que describe el profeta Zacarías
en su tiempo, es un símbolo de la restauración espiritual que se ha
de efectuar para el Israel antes del fin del tiempo.(ver Zac. 8:9,
11-13, 7-8).
A lo largo de la historia ha habido hombres de fe, que
fueron escogidos para misiones distintas pero efectivas a los ojos de
Dios.
El pueblo de Israel, las diez tribus, fueron tan duros de
entender los mensajes de Dios, que fueron raídos de la faz de la
tierra. Poseían un corazón duro (Ezequiel 3:9).
Tan duro como el
diamante, o como una piedra que no recibe impresiones. La respuesta más enérgica para el pueblo de Israel, no recibe respuesta.
Fue
así, si revisamos la historia de las diez tribus de Israel veremos
que el rey de Asiria invadió todo el país, y subió contra Samaria
y la sitió durante tres años.
Y el año nueve de Oseas tomo el rey
de Asiria a Israel, eso fue en el año 727-722 A.C. Cuando ve Dios
que no se puede hacer nada para salvar la vida, el Espíritu de Dios
lo deja a su suerte.
Ezequiel esta hablando de lo que el sufrió en
Judá por causa de la verdad. Los caminos fueron cerrados a la
verdad.
Pero dentro de la historia de este mundo Dios ha tenido
hombres que fueron verdaderos pilares de la fe, como en tiempos
antiguos. Hombres y mujeres que sea fieles como la brújula al polo
norte.
Que no tengan miedo de decir la verdad, aunque los cielos se
desplome. Podemos mencionar a grandes héroes de la Biblia, o a
hombres y mujeres desde 1844 hasta 2019, pero nos quedaríamos
cortos.
Ningún hombre es una isla. Debemos dar de lo que Dios nos ha
dado en nuestra esfera y alumbrar al mundo con la verdad del mensaje
de los tres ángel.
Sea lo que fuere que desees realizar, lo harás
mejor en sociedad con Dios. Tus semejantes te lo agradecerán.El
cristiano no tiene que ser como Israel de antaño.
El Señor tiene un
pueblo sobre la tierra que sigue al Cordero por dondequiera que va.
Tienen a sus miles que no se han arrodillado delante de Baal.
Los
tales están en el monte de Sión. Pero deben estar ceñidos con la
armadura, listos para salvar a los que están apunto de perecer por
no conocer la verdad. . . Nuestra elección debe ser la de seguir a Cristo.
Debemos de seguir su ejemplo en la vida diaria, así como un
rebaño confía en su pastor. El Israel de antaño fracaso por no
confiar en su Dios.
La advertencia es clara, el llamado es seguir al Cordero que fue inmolado. (RH. 124).
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MARANATA.
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