LA GRAN OPORTUNIDAD.

Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación se levantará para los judíos de otros lugares; más tú y la casa de tus padres pereceréis. ¿Quién sabe si para esta hora te han hecho llegar al reino? Ester 4:14

Las mujeres consagradas pueden desempeñar una arte importante dentro de la sociedad. Mardoqueo demostró que confiaba en la bondadosa promesa de Dios y de que el fin del cautiverio estaba por llegar. 

Y de este modo los propósitos de Naamán quedaría frustrados. Esto nos sirve de ejemplo, Ester pensaba únicamente en salvar su vida, este fin la llevaría a la muerte (Mat. 10:39). La repugnancia a la muerte equivalía a una muerte segura. 

Luego debía, entonces, comprar su vida a un solo precio: en disposición a perderla. 

Ester estaba consciente que sin la ayuda de Dios y sin su apoyo su tarea resultaría infructuosa, necesitaba las oraciones de su pueblo. 

Nunca tantos debieron tanto al valor, tacto y abnegación de una joven consagrada a Dios. 

Muchas mujeres están comprometidas con Dios, en diferentes tareas del ministerio. 

Mujeres que no tienen miedo a la muerte, mujeres que son fieles a Dios, aun que se desplome los cielos. ¿Cuánto debemos de aprender de la historia de Israel? 

Las mujeres del pueblo de Dios tienen muchas oportunidades para llevar el evangelio a otras personas, son más abiertas y más decididas. 

“Yo, no puedo hacer lo que mi amada esposa hace, ella a repartido muchos libros y ha hablado del evangelio a muchas mujeres. Pero ella con su método y yo con el mio, podemos hacer muchas cosa para el Señor Jesús. 

Vosotras tenéis talento y si os ponéis en manos de Dios como hizo Ester, estoy seguro que llevareis muchas almas a Cristo. La oportunidad le llega a cada uno es una forma diferente. 

No pasa por alto a nadie. La oportunidad es como la vida: viene mala o buena de acuerdo al trato que le demos. Cada oportunidad es grande o pequeña en proporción directa a la calidad del carácter que la enfrenta. 

La preocupación del cristiano debe ser transformar la mayor parte posible de las oportunidades para el bien de los hombres y mujeres y para la gloria de Dios. 

La hermosa reina Ester tuvo la oportunidad de salvar a su pueblo de la muerte. 

Era una gran tarea. Pero nosotros los cristianos tenemos también una gran tarea. Reivindicar la ley de Dios que fue dada en el Sinaí. 

Llevar la noticia de que Cristo esta cerca y que su juicio es eminente. 

 Es posible que algún día, como Ester, nos veamos frente a la mayor oportunidad y al desafío más decisivo de nuestra vida. 

Si callamos, Dios nos demandara la sangre de ellos, si hablamos habremos salvado una vida. Todo depende de lo que tú hagas.

MARANATA.

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