Venció al ángel, y
prevaleció; Y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con
nosotros. Oseas. 12:4
Nuestro texto de hoy
es uno de los más asombrosos de la Escrituras. Se nos relata a la
lucha que se entablo entre Jacob y el ángel ¿Imaginaros por un
momento, solo por un momento, lo que significa que un hombre mortal
pueda vencer al Señor?
Dios habla a Jacob
(Gén. 32:26): “Déjame, porque raya el alba”. El ángel no dio
ninguna explicación porque quería marcharse. El Todopoderoso no
podía irse si Jacob no se lo permitía. ¡Que extraño espectáculo!
¡El Omnipotente era incapaz de librase del miserable Jacob!
El golpe le dejo
invalido y la voz divina había convencido a Jacob que era un
mensajero de Dios. Este pidió como una dádiva el perdón y la
protección. No propuso una transacción; suplicó porque su
situación era desesperada. Comprendió que sus recursos era
inadecuados.
¡El patriarca había
vencido al Señor! Ya no confiaba en su propia sabiduría y en su
fuerza, ahora había aprendido a confiar en Dios. Pero era la
victoria de la humildad, de la sumisión, de la entrega persona.
La mayoría de la
humanidad, confía en su fuerza y en su sabiduría. El cristiano que
se pone en las manos de Dios, y él, precisamente porque es Dios, no
pondrá menos que bendecirte cuando te aferres de él por fe.
Otro ejemplo de la
misericordia de Dios lo vemos con Moisés,
Exo. 32:10 Moisés
imploraba a Dios que tuviera misericordia de Israel. Dios le dice a
Moisés: “Ahora, pues, déjame que se encienda mi furor” Moisés
expone sus argumento delante de Dios. Este es otro ejemplo de un
hombre una admirable fe en el amor de Dios.
El Señor se
complace cuando sus santos lo vencen. El hombre debería luchar más
a menudo con Dios y obtener bendiciones por medio de la entrega
personal. Una ilustración de esto, que encontramos en el N.T. Es el
caso de la mujer sirofenisa, que vino a Jesús pidiendo la ayuda para
su hija.
Ala insistencia de
ella, le dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la
casa de Israel” (Mt. 15:24). Sin Embargo, siguió insistiendo , y
arrojándose a sus pies lo adoró y le dijo: “Señor, ayúdame”
(vers 25).
Entonces Jesús le
dio una respuesta que habría desanimado a muchos: “No está bien
tomar el pan de los hijos, y darlo a los perrillos” (vers.26). Tal
fue la fe de esa mujer que le dijo: “Pero un perrillo come de las
migajas que caen de la mesa de su amo” (vers.27).
¿Como podía el
Señor rechazar a una mujer como ésta, aun cuando pertenecía a la
despreciable raza de los cananeos? Muchos son como mosca que vuelan
sobre una flor.
No buscan el néctar; por eso no se posan en ellas. Otros, en cambio, como Jacob, son como las abejas. Penetran en la flor hasta que la bendición del néctar los envuelven completamente. Sea esta tu experiencia en este día.
No buscan el néctar; por eso no se posan en ellas. Otros, en cambio, como Jacob, son como las abejas. Penetran en la flor hasta que la bendición del néctar los envuelven completamente. Sea esta tu experiencia en este día.
Promesa.
“Ahora el cielo
espera y anhela el regreso de los pródigos que están alejados del
redil para vagar” “Ahora el Dios te invita. Ahora, precisamente
ahora, te pide que vuelvas a él sin demora, y él te perdonará y
sanará misericordiosamente todos tus desvíos” (LC 10; 1T 431).
Maranata.
http://
lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través
del tiempo
http://segunda
venida apocalíptica
No hay comentarios:
Publicar un comentario