Sabiendo
que el hombre no es justificado por las obras de la ley sino por la
fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo,para
ser justificado por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por
cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Gal. 2:16.
La
idea del hombre de pagar su culpa asume diversas formas. Para
algunos consisten arrodillarse y inclinase ante las imágenes de
madera, para otros es ir de rodilla ante la imagen, y para otros es
hacer peregrinaje a ciertos lugares, como Lourdes o otros lugares de
España o Portugal.
Algunos
hacen grandes contribuciones en dinero con la esperanza de que así
podrán expiar su pasado pecaminoso. Incluso hay personas que se
preocupan en ayudar a los pobres y necesitados, esto esta bien, pero
el problema es cuando se busca la propia justificación de sus
pecados.
Jesús
hizo una admirable exposición en Mateo 7:22,23: “Muchos me dirán
en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en
tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de
mí, hacedores de maldad” Este es un reproche que el Señor hace a
los profesos cristianos.
No
se aplica sólo a los pecadores, (aquí entra todos los que no son
cristianos) sino a todos los que toman el nombre de Cristo, que
profetizan, que echan fuera demonios y que hacen milagros en el
nombre de Cristo.
Jesús
se está refiriendo a la gente que tiene la esperanza de alcanzar la
vida eterna, (el cielo o el paraíso) por medio de sus obras.
En este principio se basa la marca de la bestia expuesto en Daniel 7, y en Apoc.13. El principio del sello de Dios se basa en cambio en la maravillosa verdad de la justificación por la fe.
En este principio se basa la marca de la bestia expuesto en Daniel 7, y en Apoc.13. El principio del sello de Dios se basa en cambio en la maravillosa verdad de la justificación por la fe.
El
Señor la realiza sin ayuda de nada que hayamos hecho o podamos
hacer. Esa maravillosa verdad es que “Cristo cuando aún eramos
débiles, a su tiempo murió por los impíos. (Rom. 5:6).
La
único que podemos hacer para ser justificados es creer y aceptar con
alegría y gratitud ese maravilloso don de Dios. ¡Pensar que
estábamos condenados a muerte y en cambio hemos recibido el perdón
que nos salva la vida!
¡Oh
amor divino, oh amor inmensurable! Puede ser una antigua historia,
pero oremos a Dios para que la mantenga siempre latente en nuestro
corazones.
Promesa.
“No
importa cuál haya sido la experiencia del pasado ni cuán
desalentadora sean las circunstancias del presente, si acudimos a
Cristo en nuestra condición actual -débiles, sin fuerza,
desesperados-, nuestro compasivo Salvador saldrá a recibirte mucho
antes de que llegues, y nos rodeará con sus brazos amantes y con la
capa de su propia justicia. (DMJ. 13).
Maranata.
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lecciones-biblicas.blogspot.com
La
Biblia a través del tiempo
http://segunda
venida apocalíptica
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