Así qué, como por
la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de
la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la
justificación de vida. Romanos. 5:18.
El hombre, al
intentar justificarse a si mismo mediante sus propias obras, no
importa de que denominación religiosa sea, esta tratando de
introducir un cerdo en el living de las cosas, con la esperanza de
que de ese modo el animal cambie en su manera de ser. ¡Cuán a
menudo nuestros esfuerzos por salvarnos a nosotros mismos nos
sumergen más profundamente en el abismo del pecado.
Cuando la gente
trata de poner en práctica el método de “la marca de la bestia”,
es decir, la salvación por las obras. “El principio de que el
hombre puede salvarse por sus obras, y que el fundamento de toda
religión pagana, era ya principio de la religión judaica. Satanás
(o Iblis) lo había implantado; y doquiera que se lo adopte, los
hombres no tienen defensa contra el pecado” (DTG. p. 26).
Formúlate esta
pregunta: ¿Por qué los hombres no tienen defensa contra el pecado
si emplean el método de la justificación por las obras? Estoy
seguro que tendríais muchas opiniones con respeto a esta pregunta.
Pero en mi modesta opinion creo que la principal es la siguiente:
Si yo puedo hacer
algo para justificar o cancelar cualquier pecado que haya cometido,
seré incapaz de luchar en el futuro contra las irresistibles
tentaciones que me van hacer cometer los mismos pecados nuevamente.
Mi experiencia con
personas que profesa el Islam, ellos me decían que no tenia
remordimiento de conciencia, ya que Dios les perdonaba. Pero lo
cierto es que cada día ellos cometían lo mismos pecados, uno de
ellos me decía que no le importaba matar, y que si moría iba al
Paraíso.
Pero lo curioso es
que gran parte de la cristiandad hace lo mismo. Si puedo pagar esos
pecados mediante algunas buenas aciones, ¿para qué evitar la
tentación? Si yo, por medio de mis propias obras puedo pagar por
ellos, no necesito el sacrificio de Cristo. Esto es para los que
creen en Cristo, ya que para los demás, esto no tiene sentido, sus
propias aciones los condena.
Este concepto
destruye automáticamente todas las defensas mentales contra el mal.
Le estoy poniendo mi propio precio al pecado; un precio que no guarda
ninguna relación con lo que Jesús pagó para lograr nuestro perdón.
Cualquier pecado que
yo cometa cuesta la vida del Hijo de Dios.
La salvación por
las obras no permite ver el pecado en toda su horrible deformación y
degradación, e induce al hombre a creer que él es su propio
salvador.
Cuando se da cuenta
de lo terrible que es el pecado, siente la necesidad de buscar
refugio en la cruz de Cristo. Es por eso, que en los últimos días,
antes que venga Cristo en las nubes, muchos que hoy no son cristianos
reconocerán a Cristo como su salvador. Bajo su sombra solamente
puede estar seguro. Quedémonos allí hoy y para siempre.
Promesa.
“En el lugar
secreto de oración, donde ningún ojo puede ver ni oír sino
únicamente Dios, podemos expresar nuestros deseos y anhelos más
íntimos al Padre de compasión infinita; y en la tranquilidad y el
silencio del alma, esa voz que jamas deja de responder al clamor de
la necesidad humana, hablara a nuestro corazón” (DJM. 73).
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venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo
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