Porque este es el
mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a
otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y
por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su
hermano justas. 1º Juan 3: 11, 12.
Las Escrituras nos
hablan del sello de Dios y la marca de la bestia. Estos dos símbolos
proféticos tendrán una aplicación especial en el futuro. Pero los
principios implícitos en ellos son simplemente la salvación por la
fe y la salvación por las obras, las dos van unidas.
Toda la historia
bíblica se desarrolla entre estos dos sistemas, que en el último
instante nos conducirá a la vida eterna o muerte eterna. Nuestro
texto de hoy es una ilustración de esta verdad. Caín y Abel
pertenecía a las dos clases de personas que existirán hasta que
Cristo y los que se salven entre en los cielo.
Los seguidores de
Caín confían en sus propios méritos; los seguidores de Abel
descansa en los méritos de Cristo. Esto desecha la teoría tanto
Católica como musulmana, de cuando mueren val al paraíso o cielo.
Por otra parte, el
hombre, cuando esta lejos de Cristo, se destruye a sí mismo y a los
demás. Caín mató a su hermano, no porque éste hubiera hecho algo
malo, sino “porque sus obras eran malas, y las de su hermano
justas”.
Los que reciban el
sellos de Dios serán agredidos e insultados, incluso muertos a palos
o ha espada. El mensaje de Apocalipsis 13 y 14 deja bien en claro
que pronto llegará ese momento, y no esta muy lejos.
En medio de esta
gigantesca persecución de las fuerzas rebeldes unidas que estarán
sofocando al mundo, tratando de abolir la ley de Dios y su cuarto
mandamiento, se levantará un grupo de personas humildes pero leales
que vivirán de acuerdo con los principios implícitos en el sello
de Dios, que es la salvación por la fe.
¡Pero levantarse
entonces significa levantarse ahora! ¡Triunfar entonces significa
triunfar ahora! Cuando hablamos de la justificación por la fe,
recuerda que debe haber un objetivo que tenemos que alcanzar
precisamente por la fe.
Este objetivo es una
persona. Esa persona no somos nosotros mismos, sino Jesucristo. Los
que hacen lo posible por obedecer a Dios, pero constantemente se
miran a si mismos y lo que los rodea, se están fijando en el marco
del cuadro y no en el cuadro mismo.
Nuestro cuadro es
Jesucristo. Pablo lo expresa elocuentemente en Hebreos 12:2. “Puesto
los ojos en Jesucristo, el autor y consumador de la fe”.
Maranata.
http://
lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través
del tiempo
http://segunda
venida apocalíptica
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