Deje el impío su
camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el
cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será
amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los
cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros
caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isa. 55:
7-9.
Lo cierto es que
nuestro texto empieza con una invitación a abandonar nuestros
propios caminos y volver a los caminos de Dios. Si prestamos
atención al hecho de que nadie puede ir a él sin cambiar de camino.
Cuando el Espíritu
de Dios toca a alguien y el ama se rinde a Cristo, se produce un
cambio en las ideas y en los conceptos, el hombre emprende
inmediatamente la huida del pecado, sobre todo los pecados
acariciados y cultivados.
Sin reforma no hay
verdadera conversión. Cuando nos volvemos a Dios, no solo recibimos
el perdón, sino abundancia de de la gracia de Cristo para poder
seguir siendo fieles a Dios.
Este no es una
concesión hecha de mala gana por parte de Dios.
¡No! ¡De ninguna
manera!
Lo otorga
complacido, porque él ama al pecador. Nuestro Dios es rico en
misericordia. Hay prodigalidad y abundancia en su perdón. Por esta
razón principalmente afirma que sus pensamientos y sus caminos no
son los nuestros.
¿Hay alguien,
incluso hasta un cristiano convertido, que sea capaz de perdonar como
el Señor? Por lo general, pasamos por extraños conflictos
emocionales cuando tenemos que perdonar.
Conozco un caso
especifico, un hecho real de hace un año. Todo por unos treinta
centímetros de tierra, fueron a juicio, se llamaron a peritos para
medir la tierra, el juez determino que el hermano pequeño tenia
razón.
Pero lo malo es que uno cree que su hermano tiene que pedirle
perdón, hasta tal punto a llegado la cosa, que esta persona cuenta
la historia a todos sus vecinos y amigos, una y otra vez. El no a
perdonado, no sabe que es el perdón.
Pero no ocurre lo
mismo con Dios. ¿Recuerdas al hijo pródigo?
Su padre estaba
afuera, junto al camino. Corrió hacia el hijo que regresaba, con el
corazón lleno de perdón. Dios es distinto a nosotros. Nuestros
caminos personales y egoístas son diferentes de los suyos.
Nuestro caminos
nunca son los caminos de Dios. Aqui tenemos una nueva ilustración
para asegurarnos de que aun los que por años han vivido en pecado
pueden comprender la enorme diferencia que existe entre los caminos
de Dios y el de los hombres.
“Como son más
altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que
vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.
Nosotros,
complacientes humanos, necesitamos con urgencia inhalar aunque sea un
poco de la fragancia del espíritu perdonador de Dios Padre.
Si esto realmente
ocurre en tu vida, ¡qué cambios se verían en nuestras vidas, y en
el seno de nuestra familia y de nuestra iglesia, en la sociedad! Tus
palabras tienen que acompañar a tus hechos, si esto no sucede, es
que aun te falta entregarte a Cristo. ¡Dios quiere que tu seas
transformado por su gracia y que esto suceda hoy en tu vida y en la
mía. Amen
Maranata,
http://
lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través
del tiempo
http://segunda
venida apocalíptica
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