Angustiado él y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y
como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca. Isa. 53: 7.
Unas de las pruebas
más difíciles que deben soportar una persona es que se la acuse
falsamente. Imagínate ante un juez con un tribunal imperfecto, con
abogados y fiscales incompetentes, y con un miembro de tu iglesia que
te acusa falsamente de robar una gran suma de Euros.
Todo esto bajo
juramento. La acusación, por supuesto, sería totalmente ridícula.
Cierto es que depende que países sea celebrado el juicio, no es
igual un juicio en America que en Europa, o un juicio en los países
musulmanes que en Asia.
No era igual un juicio en Roma que en
Israel, no es lo mismo, pues la vara de medir de la justicia es
distinta. En este contesto y en esta naturaleza fueron los cargos
que se hicieron a Jesús. Los fiscales pueden inventar pruebas
falsas, y de hecho la historia esta llena de estos casos.
El
problema esta ¿como reaccionarías tú? No hay duda de que no hay un
hombre justo, pero si tu eres acusado falsamente te defenderás.
¿No te indinarías ante tanta injusticia? ¿No clamaría al Dios del cielo? ¡No ara Dios justicia a esos jueces! Retrocedamos en el tiempo.
¿No te indinarías ante tanta injusticia? ¿No clamaría al Dios del cielo? ¡No ara Dios justicia a esos jueces! Retrocedamos en el tiempo.
Setecientos años antes de que naciera Pilato, el juez, del
universo predijo con toda precisión lo que iba a suceder a nuestro
Señor Jesucristo, y como respondería a antes esas acusaciones.
“Mas Jesús callaba” (Mt. 26:63). No dijo nada, absolutamente nada. Permaneció tan silencioso como el cordero que esta apunto de ser degollado.
“Mas Jesús callaba” (Mt. 26:63). No dijo nada, absolutamente nada. Permaneció tan silencioso como el cordero que esta apunto de ser degollado.
Cristo no pronunció una sola palabra en defensa
propia. Lo cierto que no contó con los servicios de un buen abogado.
Los que hablaron lo hicieron contra él. Nadie testifico en su
favor. Ni siquiera los que habían recibido la vista o la vida se
adelantaron para abogar por él.
Cristo dio una respuesta, es
cierto, pero no a las acusaciones que se le imputaban. Cuando se lo
sometió a juramento para que respondiera a una pregunta
transcendental del carácter del Mesías con relación al Padre, ya
que implícitamente el juez dijo: Te conjuro por el Dios viviente,
que nos diga si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. contestó; “Tú
lo has dicho” (Mt. 26:63,64).
Si hubiera guardado silencio
entonces, habría dejado de testificar en favor de su divinidad y de
la verdad. La perfección del carácter de Cristo se ve en toda su
magnificencia en la prueba del juicio a que fue sometido.
Su fuerza
de voluntad y su decidida negativa a pecar con la lengua en
condiciones tan adversas, es otra evidencia de que Jesús era
realmente el Mesías, nuestro Salvador y ejemplo.
Al meditar en esta
profecía de Isaías y en el relato de Mateo acerca del sufriente
Mesías, y al asimilar estas enseñanzas, nos capacitamos para
mantener un espíritu tranquilo y una lengua silenciosa aun en medio
de las peores circunstancias.
Pensamiento.
“El furor de los
enemigos de la verdad prevalece ahora contra nosotros, pero no será
siempre así, pues de entre el pueblo ha de levantarse uno, sin
espada ni signo de autoridad, contra el cual ellos nada podrán
hacer” (C.S. p. 1059.
Maranata.
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venida apocalíptica. blogspot.Com
la
Biblia a través del tiempo.
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