Pero
lejos esté en mi en gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mi, y yo al mundo.
Gal. 6:14.
Pablo
no se gloriaba. Compárese 2º de Cor.5:12; 11:18; 12:1 etc. Pablo se
gloriaba en la cruz. Cuando escribió a los hermanos de Corintios dejo
muy claro que su propósito era la cruz, era la fuerza y la vida de
su ministerio. (1º Cor. 2:2)
La cruz se destaca en este pasaje en
contraste con el sistema judío (Gal. 6:13).Los judíos tenían
normas por todas partes y era de humana sabiduría, la cruz era la
libertad y estaba fundada sobre leyes divinas.
El
texto mencionado si lo habéis leído bien nos habla de tres
diferentes crucifixiones. La 1º se refiere a la cruz de Cristo. La
2º a la crucifixión del mundo y la tercera a la de él mismo. La
cruz significó en la vida de Pablo exactamente lo mismo que en la
vida de Jesucristo: ¡Muerte!
La
crucifixión implicaba una muerte lenta. Los soldados romanos
quedaron asombrados de que Jesús ya hubiese muerto cuando fueron a
sacarlo de la cruz. Se ha sabido de hombres que permanecieron vivos
en la cruz durante semanas o más. Ahora bien, Pablo se esta
refiriendo figuradamente de la muerte de la vida y la naturaleza,
ambas se están muriendo lentamente.
Francisco
de Asís fue un monje Italiano que fundó la austera orden
franciscana. Juró obediencia al papa Inocencio III y los miembros de
la orden a Francisco. La historia cuenta que en un día un monje se
rebeló: Rehusó obedecer en cierto asunto. Semejante obstinación no
podía ser tolerada.
A fin de asegurarse su sometimiento y subyugar
su terca voluntad, fue acabar una fosa y en ella se puso el monje
rebelde de pie. Después sus hermanos empezaron a echar paladas de
tierra.
Cuando ésta alcanzó las rodillas. Francisco preguntó:
¿Estas muerto ya? “¿Ha muerto tu orgullo? ¿Te rindes?” Pero ni
hubo respuesta. El proceso continuó. La tierra llegó del estomago y
luego avanzó hasta el pecho. Final mente alcanzo al nivel de los
labios, Francisco le hizo una última invitación. Inclinándose,
repitió su pregunta: “¿Has muerto ya?”
Hubo
un silencio de hielo mientras el monje enterrado miraba los fríos y
grises ojos de su superior. En ellos no brillaba ni un destello de
humanidad.
Comprendió que Francisco proseguiría hasta el final. Estaba vencido. Su voluntad se sometió bajo esa actuación de Francisco, y el funeral se detuvo, mientras el pobre respondía: estoy muerto”. San Francisco y su orden fue la mano ejecutora del Papa Inocencio III.
Comprendió que Francisco proseguiría hasta el final. Estaba vencido. Su voluntad se sometió bajo esa actuación de Francisco, y el funeral se detuvo, mientras el pobre respondía: estoy muerto”. San Francisco y su orden fue la mano ejecutora del Papa Inocencio III.
Pablo
estaba también muerto. Pero, en contraste con San Francisco, la vida
de Pablo fue un gozo constante y una rendición a la voluntad de
Dios, la suya fue una gozosa rendición a los pies de Cristo, su vida
debería ser un ejemplo para los cristianos del siglo XXI.
Maranata
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La
Biblia a través del tiempo
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venida apocalíptica
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