Como Moisés levantó
la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre
sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Juan. 3:14,15.
Cuando Cristo le
habló a Nicodemo del nuevo nacimiento, llegó al punto que indica
cómo se produce esa experiencia. Notemos en primer lugar qué nos
dice el versículo de hoy. No nos habla de nuestra debilidad.
No nos
dice que vayamos a contar nuestros problemas más íntimos a otra
persona, que tienen las mismas debilidades y que enseguida lo sabrían
otras personas, bien sea amigas o de la iglesia. No indica que hay
que averiguar por qué actuamos de este o de otro modo.
No nos dice
que haya que tratar de hacer arreglos con el yo y el pecado. No
enseña que hay que comprase libros de sicología para que podamos
cambiar nuestro carácter. No nos esta indicando que hay que
memorizar varias reglas de conducta para ir al cielo después del
juicio.
¿Que nos está tratando de decir el texto? Que Moisés
levantó una serpiente como símbolo de adoración y así poderse
salvar, por medio de una imagen. La pregunta que se nos plantea es:
¿Por qué empleó Dios como señal una serpiente en lugar de un
cordero?
El pueblo en su rebeldía tenia que aprender una lección.
Escogió una ilustración que nunca podrían olvidar, y de esta forma
ilustrar un magnifico aspecto de la expiación: “Al que no conoció
pecado”, Dios, por causa de “nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2º Cor. 5:21).
Para el pueblo de Israel, que hacia poco había pecado contra su
Dios, ahora vio el símbolo de la serpiente, como un símbolo de
salvación ya que representaba al Salvador venidero. No solo
consistía en mirar sino que tenia que ir acompañada de una fe
sincera en su Dios como su Salvador Divino.
Si no miramos con fe no
seremos salvabados.
Cristo nos dice:
“He muerto por ti como pecador. Si aceptas este acto no perecerás
jamas. Si me levantas en el desierto de tu corazón (¡y cuán
árido es ese desierto!) y fijas la vista en mí sacrificio,
obtendrás poder para someterte a mi.
Si piensas quién soy, qué he
hecho, por qué he muerto, tu mente será transformada y renovada.
Asegúrate de levantarme no sólo cada día o cada hora, sino a cada
memento de tu vida. Por la noche centra tu pensamientos finales en mi
sacrificio. Levántate en tu mente apenas te despiertes.
Durante el
día piensa en mi tantas veces como puedas. Pregunta, llama, busca
para alcanzar una compresión más profunda de mi vida, mi muerte, mi
resurrección y mi ascensión. Haz que yo sea el primero y el último
en tu corazón, no me olvides.
No dejes que nada, absolutamente nada
te impida contemplar constantemente, por medio del estudio y la
meditación de la palabra, el sacrificio que he hecho por ti. Si me
elevas, te aseguro que mediante la obra de mi Espíritu, nacerá de
nuevo y permanecerás en ese estado.
Pero hay más aún: Te prometo
que esta experiencia del nuevo nacimiento incluye la garantía de la
vida eterna”. La gran pregunta para todos que creemos en la venida
del Señor es: ¿Vamos a aceptar una salvación tan grande?
Maranata
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La
Biblia a través del tiempo
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venida apocalíptica
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