Por tanto, yo le
daré parte con los grandes , y con los fuertes repartiré despojos;
por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores. Isa.53:12.
Este hermoso texto
afirma que por medio de los sufrimientos y las labores de Cristo
muchos serán justificados. Sus sufrimiento eran especiales con el
sentido de que implicaba dolor físico y mental.
El dolor moral y
mental que sufrió nuestro Señor Jesucristo es un misterio para los
pecadores. Y más aun para los judíos y Musulmanes, que no pueden
comprender tan gran sacrificio hecho por Dios.
El, puro,
inmaculado,santo, soportó la ira del Padre ¿porque?
Dios Padre repudia
el pecado en todas su formas, y estos pecados estaban en Cristo que
llevo el peso del pecado. El Padre amaba a su Hijo, y estaba con su
Hijo junto a él, pero Cristo no lo percibía, y Cristo soporto el
mal por nuestra culpa.
Muy pronto, y bien
pronto, Cristo va a presentar ante su Padre una muchedumbre como las
arenas del mar, que no se puede contar, y él Padre “quedará
satisfecho” .
La recompensa que
recibirá Jesús por su obra está expresada aquí en lenguaje
militar. La recompensa del vencedor es una parte del botín o despojo
obtenido en batalla. Dios le Dios le concederá a su Hijo porción
entre los grandes.
¿Cual es la
recompensa de Cristo? ¡Nosotros los redimidos! ¡Qué admirable que
los pecadores (no todos) perdidos, dignos del basural, nos
convirtamos en el botín de Cristo! Los pueblos Asirios cuando
conquistaban una ciudad encadenaba a los vencedores unos a otros y
los hacían marchar en fila par
vendidos como
esclavos, y a las mujeres guapas las llevaban ante el rey. En
contraste con esto, los pecadores redimido por la sangre de Cristo
marchan rumbo a su hogar a través del inmenso espacio, no como
esclavos, sino como hermanos en Cristo.
Seremos transformado
en un abrir de ojos y la gran multitud todos juntos entraremos en la
nube y durante siete días iremos ascendiendo al mar de vidrio, donde
Jesús sacó coronas y nos la ciño con su propia mano.
¿Se preguntara como
esto posible? El capítulo culmina con un énfasis renovador en el
incomparable sacrificio de Jesús. “Por cuanto derramo su vida
hasta la muerte”. Cristo jamás hubiera podido perdonarnos si no
hubiese habido una expiación adecuada. Nunca puede haber discusión
acerca del botín.
Fuimos rescatados
gracias a un sacrificio infinito, que el hombre nunca podrá
comprender y nadie podrá reclamar el botín, fuera de él. Somos
pecadores, pero se nos trata como a santos. Debiéramos ser esclavos,
pero somos coherederos.
Se nos debiera tratar como prisioneros y criminales, pero en lugar de ello se nos lleva a lugares celestiales junto con nuestro Salvador. Llamemos al pecado por su nombre.
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamarle en tanto que está cercano. (Isa. 55:5,6). Transpongamos los umbrales de la indecisión. Les invito a leer este capitulo con humildad y oración.
Maranata
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La
Biblia a través del tiempo
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venida apocalíptica
a ser
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