miércoles, 4 de marzo de 2020

NUESTRA CONFIANZA EN DIOS.

Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos para con Dios, Y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de El, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. 1º Juan 3:21-22.
Es bueno que recordemos que estas palabra fueron enseñadas desde el principio a aquellos que habían sido enseñados “desde el principio” (cap.2:7), cuyo pecado había sido perdonado (2:12), que habían conocido al Padre (2:13) y fueron aceptados como hijos de Dios (cap. 3:1-2). 

Es un privilegio muy preciosos del cristiano en tener confianza en Dios. Es la forma en que nos allegamos a Dios en humilde oración; es nuestra actitud ante el Juez del universo y de toda la tierra. 

El cristianos abre su corazón a Dios, tanto para alabarle como para pedirle socorro en nuestras pruebas. 

No hay nada de presunción en la petición hecha con fe ante el trono de la gracia. 

Podemos abrir el corazón a Dios en oración cómo se lo abrimos a un amigo sincero y digno de confianza (CC. 92). 

Entre las tensiones y las luchas que mantienen el cristiano cada día, el único sostén del hombres es la seguridad de la protección divina. 

Los cambios de los acontecimientos de nuestro siglo, nos hace ver con claridad que el tiempo esta cerca. La dependencia constante hacia nuestro Dios, debe ser cada día más constante. 

El pecador redimido puede, como hijo de Dios, llegar tan libremente hasta la presencia de Dios Padre como lo hacía Jesús. (Juan 16:23). 

La última suplica de Cristo en la cruz fue: “Hecho está. Consumado es”. Una oración corta, pero de gran significado para el cristiano. 

De ella dependía el destino de la humanidad, y por ende la comunión entre Dios y el hombre. El plan de la salvación estaba cumplido, el hombre tenia ha ceso al trono de la gracia. 

Juan establece la condiciones previas para que se cumpla lo expuesto en el versos 22. El que ora debe de tener una conciencia clara, con la consiguiente libertad para llegar a Dios, antes de que presente su pedido.

1º Es decir: guarda los mandamientos de Dios, 2º hace las cosas que le agrada a Dios. Cada oración hecha con humildad, llega al trono de la gracia. 

Ninguna se pierde, son atesoradas en el corazón del Padre. Aunque la respuesta se tarde en venir, esta vendrá, de una forma distinta a la que esperamos, pero vendrá. 

Daniel tuvo que esperar a la respuesta de su oración (Dan. 10:12-14). Aveces la respuesta es inmediata es un “si” 

Y yo doy fe de ellos, cuando Satanás quería llevarme a una sesión espiritista con mi madre. 

La oración fue contestada en el acto, al salir a la calle. Dios nunca deja a un alma abandonada, si es menester envía a miles de ángeles en su ayuda. La oración sincera abre montañas, y las puertas del cielo. Sal. 55:16-17.
MARANATA.
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