DIOS EN LA SOMBRA

Vosotros pensasteis mal contra mí, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Gén 50:20.

José es una pequeña figura de los sufrimientos de Cristo. Es difícil imaginarse un mal en nuestra vida mayor que la de José. 

Hermanos rencorosos, envidiosos y una sed de venganza nunca vista en un hijo de Dios. 

José fue amenazado de muerte, vendido, acusado de violar el vinculo matrimonial, y condenado a la cárcel por vida. Y por la gracia de Dios su integridad, obtuvo un puesto real en Egipto.

La lealtad a Dios siempre es recompensada, bien en esta vida y en la venidera. En la mente de un hijo de Dios y este temeroso, no hay cabida para el odio o la venganza. 

Desde lo más intimo de su espíritu, estaba saturado de perdón. Aunque conocía por experiencia la traición humana, nunca había fomentado ningún pensamiento de amargura u odio. 

Se apresuro asegurar a sus hermanos que no tenían nada que temer de él, sino que podían tener completa confianza en su hermano. 

Esta historia que lejos esta de los que se llaman hijos de Dios, que esclavizan a sus hermanos dando sueldos miserable y haciéndoles trabaja duro. 

El amor de Jose, era un pequeño reflejo de lo que siglos mas tarde se manifestaría en Jesús. José vivió ciento diez años. Pues José nació cuando su padre tenía 91 años /(cap. 27:1; 47:9), tenía 56 años a la muerte de su padre y, sobrevivió a su padre 54 años. 

En toda su vida demostró bondad por su pueblo, y por el faraón.Jose quiso perdonar porque su visión de la providencia de Dios era mayor que su resentimiento por la maldad del hombre. 

Cristo fue manso y humilde, demostró bondad y amor por la humanidad, fue vendido, azotado, fue de un lado a otro antes de ser llevado a la cruz. 

Cristo nos dice: “ejemplo os he dado” ¿Cuánto tenemos que aprender los cristianos esta manera de vivir? Esta experiencia se torna más dolorosa cuando incluyen a quienes debieran amarnos y protegernos. 

El gran principio de Dios es el amor por nuestros semejantes. Sin este requisito, muchos no entraran en el reino de los cielos. 


Ya que muchos casos alimenta largos resentimientos que roban la paz y la felicidad del hombre. 

Hay gente en este mundo que en sus últimos días no pueden olvidar las injusticias de la niñez, ni de la adolescencia. 

Hay otros entre los cristianos, que su conciencia no olvida las injusticias y durante años guardan rencor, bien por el trabajo o por una discusión. 

José nos demuestra un camino mejor ante tanto conflicto, la tolerancia y el amor. No podemos comprender el sufrimiento del ser humano, pero miremos a la cruz y, entenderemos el amor del perdón.

MARANATA.

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