martes, 27 de noviembre de 2018

LA MARAVILLOSA LEY DE DIOS.

Habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de Casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. Exo. 20:1-3.
El noventa y nueve por ciento del mundo, desechan la ley de Dios. Violan este precepto, adorando a imágenes bien sea de fundición, de barro cocido, de talla de madera o cuadros pintado al oleo. 

Hace cuatro mil años, en el monte del Sinaí (en Arabia, no en Egipto), Dios dio a la humanidad una edición verbal de su santa ley, los Diez Mandamientos. 

No sólo era expresión de su inmutable voluntad; era una revelación de su carácter divino. Yo soy Jehová “Yahvéh” “Dios eterno” un nombre propio derivado del verbo “ser”, “llega a ser” (Exo. 3: 14, 15). 

Significa “el Existente”, “el viviente”, “el Eterno”. “Yo soy el que soy”. No hay otro Dios. 

La ley ha sido enfocada como un severo deber impuesto a la humanidad, lejos esta de la realidad. 

La ley es una liberación, pero los hombre la vieron como una imposición. 

La ley nos libera de la servidumbre del pecado y de la muerte, es un mensaje positivo de liberación y restauración de parte de su Creador. 

Pero el dios de este siglo, cerro el entendimiento de los hombre, rechazando a Dios y a su ley. 

David dijo: “Nunca jamas olvidaré tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado”. El Espíritu Santo que le enseño a David las maravillas de la ley, nos la enseña hoy a nosotros a través de la Biblia. 

El nos hace recordad las cosas pasadas. Pregunto yo: bajo la perspectiva cristiana; ¿Cual es el dios de este siglo? ¿Cual es nuestro Dios? La moda, el bienestar económico, Las diversiones y los placeres de este mundo. 

Preguntas que cada uno se debe de contestar, antes de que se termine el tiempo de gracia para el hombre. La ley es el reflejo del amor de Dios. Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 

Si analizamos bien el pasaje, Dios nos saca de la casa de servidumbre del pecado y de las manos de Satanás. Una inmensa mayoría desecha la existencia de un Dios, los cielos cuenta la gloria de Dios y dan testimonio de su existencia. 

Dios esta comprometido en la liberación del hombre, pero el hombre es libre a quien servir. 

La mera creencia no bastará, ni aun el reconocimiento de que él es el único Dios. 

La lealtad de todo corazón y una consagración tal que nuestras vida den testimonio de que es nuestro Dios y Jesucristo nuestro salvador personal. 

Es peligroso depender de algo que no sea Dios, ya sea riquezas, conocimiento, posición o amigos. 

Es difícil luchar contra las seducciones del mundo, y es muy fácil confiar en lo que es visible y temporal (1º Jun.2:15-17). David dijo: Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. (Sal. 119:1659.
MARANATA.
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