lunes, 5 de noviembre de 2018

EL VASO DE AGUA

Cualquiera que dé a uno de estos pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Mat. 10:42.
En este mundo secularizado, materialista, se junta muchas religiones y denominaciones y estas de dividen en dos categorías. La sagrada y la secular, la religiosa y la común. 

Según el concepto de la experiencia religiosa incluye que estos dos concepto se mezclen. La iglesia tiene su propio vocabulario, dentro de su esferas. La secular también usa su metodología para explicar las cosas.

Para el cristiano no debería seguir este esquema. No hay una parte sagrada de la vida versus y una parte secular de la vida. No debemos tener dos métodos de hablar y de pensar, porque para el cristiano las cosas de Dios son sagradas. 

Su relación con Cristo debería dar una existencia de confianza hasta la venida del Señor, y esto incluso a todo ser humano con otras ideologías. 

El cristiano sincero se emplea en actos que beneficia a la humanidad. 
Pero sin que la mano izquierda lo sepa, para que no se vanaglorie. El Espíritu Santo trabaja en aquellas personas de distinta religiones. 

Hay cristianos que quieren tener una relación más profunda en las cosas de Dios y del mundo venidero. 

A través del Espíritu Santo Jesus nos revela que aveces perdemos de vista el ayudar a nuestro prójimo cuando lo necesita. Recuerdo que en un viaje en el cual tuve que recorrer 40 K/m, tenia tanta sedee que vi una casa humilde en un pequeño cerro, me dirigí a la casa para pedir un vaso de agua. 

¡Cuantas gracias di a mi Dios por ese vaso de agua! Y pedí a Dios que ese gesto fuera recompensado en el cielo. Jesús nos dio ejemplo en los años que estuvo en la tierra, aced esto cuando yo no este. 

Tenía un hermano que no podía ver a un pobre en la calle, y muchas veces lo traia a casa, y en una ocasión le dio su abrigo. El no pensaba en si mismo, pensaba en que ese hombre necesitaba su ayuda. 

Esto era constante en su vida. Si nosotros somos la sal de la tierra, no en la iglesia. Si tenemos la mente de Cristo -el 

Cristo que permite que la lluvia caiga sobre justo e injusto- va hadar un vaso de agua fría a un niño, a un anciano, a un pobre desfallecido, porque es esa clase de persona que él es.

No olvidemos que el carácter del hecho se determina por el motivo que lo impulsa. 

Si nuestro carácter testifica de su poder santificador, seremos una luz continua para los demás: 

epístolas vivientes, conocidas y leídas de todos los hombres. Esto es lo que nuestro Dios quiere que seamos en este mundo. Los dones que recibimos de Dios, deven ser desarrollados en beneficio del mas necesitado. 
MARANATA. 
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