viernes, 29 de julio de 2016

LAS BRASAS ARDIENTES.


¿Andará el hombre sobre las brasas, si que se quemen sus pies? Prov.6:28.
La pregunta de Salomón puede ser respondida en una sola palabra: ¡No! Puede parecer correcta esta respuesta. ¿pero lo es? 
Los bomberos pueden vestir botas y ropas incombustible y camina entre brasas de fuego, y sus pies no se quemarán. 

Los tres hebreos caminaron en el horno de fuego y no fueron quemado, sino que estaba bajo el especial cuidado de Dios. No es algo desusado en países asiáticos durante cierta ceremonia religiosas, ver a los devotos camina sobre brasas encendidas sin efecto desfavorable . 

Sus pies no son quemados. Se dieron varias razones para esto. Algunos dicen que los devotos se auto hipnotizan y en consecuencia no sienten dolor. 

Otros dicen que están poseídos, esto no es cierto. El Pastor Fred Hardin cuenta una historia basada en este hecho. Un misionero quiso intentar pasar a través de las brasas ardientes. 
Quizá pensó que si un pagano puede hacer esto, también puede hacerlo un cristiano. 

Posiblemente pensó en la promesa de Dios dada a Isa. “Cuando pases por el fuego, no te quemaras” Isa. 42:2). 
Quitándose los zapatos y las medias comenzó a andar a través del largo lecho de brasas. En un momento estaba corriendo y saltando de dolor. 

No completó el viaje a través de las brasas. Sus pies sufrieron grandes quemaduras. Los hombres que saltan o caminan sobres las ascuas saben como hacerlo este es un ejemplo:

Las brasas ardientes de madera producen gran capacidad de calor, la ceniza que reviste las brasas es mala conductora de calor; y la zona de contacto es pequeña. Los hombre que caminan lo hacen rápido: el contacto tiene que durar medio segundo. 

Además, la sangre corporal evacua rápidamente el calor, por eso los pies no sufren. Los pies deben estar bien, irrigados y calientes antes de dar el primer paso, para que no se les queden pegados trozos de brasas. 

Esto se hace mucho en España”. Aquel misionero fue presuntuoso. Dios no le requirió que caminara sobre el fuego. Cuando vamos donde Dios nos envía, ¿podemos esperar bendiciones? 

Posiblemente ese misionero creyó que ese acto glorificaría a Dios. 

Pablo escribió que “a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho” (1 Cor. 12:7). 

Podemos creer esto. Pero el provecho no se mide en logros mundanos. Mientras andamos por la vida ¿estamos tratando de caminar sobre brasas ardientes? Dios tiene un camino mejor. ¿Caminaremos hoy con él?
Maranata
Luis José de Madariaga.
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