miércoles, 27 de julio de 2016

EL QUE JUZGA TODAS LAS COSAS


Empero el Espiritual juzga todas las cosas; mas él no es juzgado de nadie. 1º Cor. 2:15.
Aquí hay un mensaje lleno de excelentes sugerencias para aquellos que son espirituales, esto es, que están llenos del Espíritu Santo. “El Espíritu juzga todas las cosas”. 

La palabra traducida “Juzga”, es también traducida “discernimiento”. 
Esto es lo que hace un individuo que está lleno del Espíritu Santo, discierne, examina y juzga cuidadosamente los asuntos que viene a su atención. Satanás tiene muchas maneras de disimular sus tentaciones, como el pescador oculta un anzuelo en la carnada. 
 El cristiano discernidor considera cuidadosamente todas las cosas. Cuando surge situaciones en el curso de la vida, es bueno preguntarse: “¿Qué haría Jesús? ¿Esto está en armonía con los planes de Dios? ¿El Espíritu Santo está sugiriendo esto?” 
¿Que dice nuestro corazón? ¡Esto no tiene importancia! Dios solo mira lo que hay en el corazón. 
El cristiano que tiene el hábito diario de aprender los caminos de Dios, jamás permanece mucho tiempo en duda en cuanto a qué curso seguir. 
 Por el Espíritu de Dios aprendemos a discernir, evaluar para saber lo que Dios quiere que él haga. Nuestro texto prosigue diciendo que quien aprende el valor del juicio espiritual en todas las cosas no es juzgado por nadie. Aquí hay una declaración realmente extraña. 
¿No ha sido la experiencia de cada uno de nosotros que la gente ha estado demasiado pronta a juzgar las cosas que hacemos? Entonces ¿qué quiso decir el apóstol cuando dijo que no somos juzgados de nadie? 
 El hombre que no tiene inclinaciones espirituales; que no ha sido regenerado, cuyos intereses están reducidos a las cosas de esta vida. 
 Un hombre así depende de la sabiduría humana para resolver los problemas. Vive para agradarse a sí mismo y para complacer los deseos de su corazón in converso. 
Pero ninguna mente carnal, ningún hombre puede intentar hacer esto [juzgarnos], 'natural' puede entender los principios, sentimientos, opiniones, regocijos y esperanza del hombre espiritual, porque el corazón irregenerado no esta capacitado para apreciar las cosas que viene por el Espíritu de Dios” (CBA t, 6. p. 668 ver, 14).
 
Podemos entender entonces, que el hombre “natural” puede criticar, acusar, hallar faltas en nuestro modo de hacer las cosas, pero mientras hagamos la voluntad de Dios no podremos ser condenados. Dios es nuestro juez. 
No somos juzgados por las normas del mundo. El Espíritu de Dios nos prepara para el Día del Juicio. ¿Como le haremos frente?. Seamos fieles hasta el descanso. Amen.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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