lunes, 2 de noviembre de 2015

REFLEJANDO EL AMOR DE DIOS.


Alábente los pueblos todos. Oh Dios, Alábente los pueblos todos. Sal, 67:3.
Como cristianos deberíamos alabar a Dios más de lo que lo hacemos. Deberíamos poner en nuestras vidas más de la caridad de su amor. Al mirar a Jesús por la fe, su gozo y paz se reflejan en el rostro. 
 ¡Cuán fervientemente deberíamos tratar de relacionarnos con Dios para que nuestro semblante refleje la luz de su amor! Cuando nuestras almas estén vivificadas por el Espíritu Santo, ejerceremos un influencia elevadora sobre otros que no conocen el gozo de la presencia de Cristo. (SDA B. C. tomo. 3. p. 1148). 

El señor no se agrada de tener en su pueblo a una multitud de quejosos. Quieren que se arrepientan de sus pecados y que procuren no caer en ellos, así tendrán gozo y alegría y gozara de la libertad plena que los hijos deberían tener en su hacedor. Entonces serán llenos de las alabanzas de Dios y serán una bendición para otros. 

El Señor Jesús fue ungido también para “ordenar que a los afligidos de Sión seles de gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isa. 61:3). 

“Para gloria suya”, de Cristo Jesús. ¡Ojalá sea este el motivo de nuestras vidas! Entonces cuidaríamos hasta la expresión de nuestro rostro, nuestras palabras y hasta el tono de nuestra voz cuando hablamos. (SDA. B.C. Tomo 4, p.1153). La melodías de alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en contacto con la tierra, hay música y canto, “alabanza y voces de canto.” (Isa. 51:3). 

Pero que lejos estamos de la realidad, cuando en el pueblo de Dios se oyen musica de orquestas y canto tribales que están en desacuerdo con los dictámenes de Dios, ya no se usa el himnario, sino que en su lugar sale una pantalla y todos a cantar. El Espíritu de profecía ya lo predijo que esto sucedería antes de la venida de Cristo. 

Haya canto en el hogar, canciones dulces y puras, y abra menos palabras de censura y más alegría, esperanza y gozo. . .

Cuando en nuestros hogares se escuchen el eco del canto con los ángeles, los corazones serán atraídos más cerca de los cantores celestiales. La comunión con el cielo comienza en la tierra. Aquí aprenderemos su nota tónica (Youth's Intructor 29-3-1904).
Luis José de Madariaga.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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