jueves, 19 de noviembre de 2015

VELAR Y ORAR


Velar y orar, para que no entréis en tentación; el Espíritu a la verdad esta dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41.
Somos peregrinos y extranjeros en este mundo, y vamos por un sendero sembrado de peligros y de minas por aquellos que han rechazado al Único que podía salvarlos. 

Se nos presentarán ingeniosos subterfugios y problemas científicos para tratar de desviar nuestra mente de la realidad de Cristo. Teorías y sofismas aparecerán en nuestros canino como si fueran minas a punto de estallar. 

Tenemos una prueba irrefutable. Cristo se preparó para hacer frente a las tentaciones. Ayunó, oró con fervor y se entregó plenamente a Dios. La experiencia de los discípulos en el 

Getsemaní contiene una lección para el pueblo de Dios hoy. . . Ellos no se dieron cuenta de la necesidad de orar o velar en ferviente oración para resistir la tentación. Pedro fallo, y por ende todos los demás. 

Si estuviesen velando no les pasaría lo que les paso, que todos hullero. ¿Estará el pueblo de Dios dormido? 

Em las oras criticas de la Venida del Señor. Estás dispuesto, oh estoy dispuesto. En Gr. próthumos, “dispuesto” “inclinado”, “listo” “preparado. 

Los discípulos estaba dispuesto a orar con su Señor. Pero la carne es débil. Jesús no disculpa la debilidad de la “carne” , sino destaca que esa debilidad es la razón por la cual Cristo insistió que era necesario velar y orar. 

Cristo nos indica que reflexionemos en estos momentos críticos de la historia. Necesitamos una preparación profunda y santificada. Esta percepción no debe ser usada para criticarnos y condenarnos mutuamente, sino para discernir las señales de los tiempos. Debemos mantener nuestros corazones con toda diligencia, para no naufragar en la fe. 

Los que descuidad o descuidamos la vigilancia y la oración en estos tiempos de peligro, los que descuidan unirse con sus hermanos para buscar al Señor, manteniéndose apartados de los agentes designados por Dios en la iglesia, aunque estos sean imperfectos, Será Dios que los juzgue a su debido tiempo, pero corremos un gran peligro de fortalecernos con nuestros hermanos en Cristo. 

Corremos peligro a no escuchar las amonestaciones del Señor a través del Espíritu de Profecía. 

Los que andan humildemente delante de Dios, no adaptando las costumbre del mundo, tanto las mujeres como los hombres, y no confiando en su propia sabiduría se darán cuenta de su peligro y conocerán el poder del cuidado protector de Dios. (Basado en R.H. 1910).(C.B.A. p.514)
Luis José de Madariaga.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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