martes, 11 de noviembre de 2014

LA ESENCIA DEL CONTROL


Porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Luc. 18:14.

Jesus con frecuencia empleó esta expresión para presentar la declaración de una verdad importante. El origen de la lucha entre el orgullo y la humildad se encuentra la raíz misma del conflicto entre el bien y el mal.

El deseo de exaltación convirtió a Lucifer en el diablo. An helaba ocupar el lugar de Dios, ser semejante al Altísimo. En el Edén les hizo esa misma promesa a nuestros primeros padres “Seréis como Dios” (Gén. 3:5).

Cuando el Señor resumió los Diez Mandamientos diciendo que el hombre debe amar al Señor con todo su corazón y a su prójimo como a sí mismo, quería decir que todo pecado consiste en independizarse de Dios y del prójimo. El orgulloso, al pecar contra Dios, procura hacer algo en su vida sin Dios.
Y el mismo orgullo del hombre peca contra su prójimo, intenta hacer algo sin el prójimo. Si partimos de esta premisa veremos que el orgullo es el pecado básico sobre el cual se acumulan los otros pecados. (ver Prov. 6:16-19). Pone el yo por encima de Dios y su autoridad.

Se yergue por encima del prójimo. Esto explica por que algunas personas no se sienten tristes cuando un amigo, o un compañero de trabajo fracasa, o incluso se alegra cuando alguien de quien esta celoso/a sufre una desgracia.

Otra sensación que le agrada al hombre orgulloso es oír los cumplidos, las alabanzas de lo que ha hecho bien. Esto le encanta. Pero no soporta que lo rechacen, o incluso que le
 
digan esto esta mal hecho. Detesta ocupar en segundo lugar. Este fue el gran problema de Lucifer. ¡Cuidado con ese espíritu! Sólo el Espíritu de Jesús puede librarnos de este mal.

La humildad es lo contrario del orgullo y en esto, como en todas las cosas, Jesús es nuestro ejemplo. Por eso Pablo nos aconseja: “Procuren tener la misma disposición que tuvo Jesucristo.

Aunque tenía la naturaleza de Dios, no creyó que el ser igual a Dios era algo a lo cual debía aferrarse egoístamente, sino que la dejó a un lado para tomar la naturaleza de un esclavo y se hizo como los demás hombres.

Y al ser reconocido como hombre, tanto como en la realidad como en la forma externa, finalmente se humilló y fue obediente asta la muerte, incluso la muerte en la cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobremanera, y le dio el nombre que esta por encima de todo nombre, para que en el nombre de Jesús se pongan de rodillas” (Fil.2:5-10) (versión inglesa).
Maranata.
Les agradezco sus oraciones, no estoy muy bien, pero por la gracia de Dios se que me recuperare de la vista. Sigan orando por mi recuperación. Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes.
Luis José de Madariaga.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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