Lo que es conocer a
Cristo, sentir en mi el poder de su resurrección y tomar parte en
sus sufrimientos, llegando a ser como él en su muerte. Fil. 3:10
Versión Popular.
El pronombre yo es
la causa básica de los males del mundo. Desde la infancia surge en
nosotros el deseo de hacer las casas “a nuestra manera”.
En la iglesia a la
cual asisto, los niños acostumbra a dar cada semana una ofrenda de
gratitud. Pasan al frente apretando el dinero en su mane citas, y lo
dejan en el altar en un arca. Cierto sábado un niño luchaba por
llevar al frente a su hermanita de tres años.
Pero ella retrocedía
con firmeza e insistía en caminar sola por el pasillo. El yo se
manifestaba hasta en los más pequeños. En nuestra época es cada
vez más reducido el numero de personas que logran superar esa
egocéntrica etapa infantil.
Cuanto más insiste
el “yo”, más difícil se hace la vida. El secreto de la vida
cristiana victoriosa es el sometimiento del yo. Todo el plan de la
salvación gira alrededor de este punto. Cuando el ego llega a la
cruz, comienza la vida con Cristo.
El ser humano tiene
una marcada inclinación a dorar su propio ego. La exhibe en forma
muy sutiles. Un ejemplo común es el de la persona que aparentemente
se alegra por el éxito alcanzado por otra que trabaja en la misma
profesión o ramo.
Al resentido le
resulta fácil pronunciar palabras de alabanza. Pero, ¿será
posible que entre la boca y el corazón aya kilómetros de distancia
en lugar de centímetros, cuando se trata de las actitudes y los
sentimientos? Solo los que conocen por
(Foto. El ego empieza desde la niñez)
La inspiración declara lo siguiente: “Esta es la interpretación más perfecta, en pocas palabras, en todas las escrituras, de lo que significa ser cristiano. Esta es la verdad plena del Evanglio”. (SDA Biblie Commentary, t. 7, pág. 903).
Carta a los
usuarios. Les agradezco sus oraciones por mi, no estoy muy bien, pero
por la gracia de Dios se que me recuperare de la vista, sigan orando
por mi recuperación. Que la paz de nuestro Señor Jesucristo sea con
vosotros.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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