miércoles, 15 de octubre de 2014

TODOS PUEDEN ENCONTRARLO


El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en eun campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gazo por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. Mat. 13:44.

La doctrina de que debemos buscar “primeramente el reino de Dios y su justicia no es tema insignificante apoyado por unos pocos pasajes bíblicos. Es el tema central de las enseñanzas de Cristo. El versículo de hoy es un excelente ejemplo de lo que estamos diciendo.

Cristo se refiere allí a un “tesoro”, palabras que siempre ejerce un efecto estimulante sobre la gente. Se han publicado muchos libros que indican la probable situación de algunos tesoros enterrados hace mucho tiempo por piratas o soldados, en todas la guerras.

Hay quienes piensan llegar algún día a esos lugares y esperan poder hallar esa riquezas antes de morir., No hace mucho tiempo, unos buscadores de tesoros, encontraron en las aguas Territoriales Españolas un barco lleno de monedas de oro, y otros objetos valiosos. El gobierno las reclamo, y los Estados Unidos bondadosamente mando a estos ladrones que devolviesen todo a España.
Hay hombre que expolian los mares y la tierra para quedarse sus bienes y sus tesoros. Sin embargo, hay un tesoro que todo hombre y mujer pueden obtener cuyo valor es incalculable, y que todos podemos buscar y que puede ser hallado.

El campo en el cual hemos de buscar es la Palabra de Dios. Pero el Señor no lo desenterrará ni lo pondrá en las manos sin que nosotros hagamos ningún esfuerzo. ¿Que estímulo tendría el buscador si las perlas, el oro, y la plata, es decir,todo lo que para él es inestimable, abundara a su alrededor como la arena del mar? Cuanto más valioso es el artículo, tanto más tiempo, energía y perseverancia se invierten para encontrarlo.

Lo mismo ocurre con el tesoro del Evangelio. Examina tu agenda de la semana pasada. ¿Cuántas horas dedicaste cada día para ti en comparación con las que pasaste con Dios?

Imaginémosnos ahora cómo se debe sentir el Señor cuando contempla este gigantesco hormiguero que es nuestro mundo y ve que las hormigas humanas que lo pueblan corre de un lado a otro sin pensar siquiera en el tesoro oculto que hay en la palabra divina.

El hombre de la parábola vende todo con gozo para poder asegurarse la compra de ese valioso tesoro. 

Los que exploran la palabra con corazón ferviente hallan el oro de la verdad, la cual, cuando es recibida y obedecida, confiere un gozo profundo e imperecedero.

¿Por qué tienes que andar triste por la vida? Haz dde la búsqueda de Cristo y su salvación tu primer trabajo de este y de cada día de tu vida.
Promesa.
Todo es posible para aquel que cree; y tendremos todo lo que pidamos en oración si creemos que lo recibiremos. Esta fe penetrará las más oscuras nubes y traerá rayos de luz y esperanza al alma decaída y desanimada. (2T. pp. 140) (oren por mi, y por mis ojos)
Maranata.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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