jueves, 16 de octubre de 2014

EL ÉXITO DEL CRISTIANO.


He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, e esta guardada la corona. 2º de Tim. 4:7,8.

¿Alguna vez nos hemos preguntado qué es el éxito? ¿Qué se siente cuando uno está el la cumbre de su carrera? ¿Que se siente cuando ves tu éxito a caído por lo suelos por una mala gestión? ¿Ves todo del mismo color? ¡No! Te abates, te deprimes y deseas morir, el mundo no tiene sentido para ti.

Pero para el cristiano sincero la respuesta será diferente de la del mundo. Si queremos hacer una evaluación sincera, los plazos cortos 'no nos sirven'. La visión del cristiano tiene que ir mas aya de los plazos establecidos por el hombre, es decir, un paso hacia la inmensidad del espacio.

Nuestra evaluación inevitablemente toma en cuenta asuntos que están más allá de este tiempo y espacio e incluye temas tales como el fin del mundo, y el regreso de Nuestro Señor Jesucristo, el reino de los cielos y la eternidad. Que para muchos seria una Equimera. Pero el hecho es que es real, y el mundo no lo sabe.

Amenos que podamos decir, como el apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, no disfrutamos del éxito, no importa cuán grande sea nuestro logros terrenales. No importa los sufrimientos de este mundo, lo importante es que el nombre de mi Dios sea glorificado.

El hombre o mujer no puede ser egoísta como para gozar solos de los triunfos logrados. El verdadero éxito implica beneficiar a otras personas por medio de nuestro testimonio y nuestras 
ofrendas en favor de Cristo. 

Ya que en el mundo Dios tiene hijos que necesita de nuestra ayuda, no importa el color o la raza. Cuando realmente estemos llenos del Espíritu de Dios, haremos una obra tan vasta y tan grande como la realizada por los cristianos del primer siglo y mediados del segundo.

Ellos comenzaron con una inclinación por las estadísticas que nos resulta familiar: tres mil almas ganadas en un día, luego cinco mil. Pero los resultados sobrepujaron sus previsiones y las cifras no pudieron traducir el fruto de la plenitud del Espíritu.

Perdieron la cuenta; y la siguiente mención que aparece en los hechos simplemente dice: Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran numero así de hombres como de mujeres” (Hech. 5:14). La palabra de Dios crecía, y se multiplicaba (Hech. 6:7).

Y así era. No aparecen más cifras de conversiones en masa. Los enemigos los acusaban de estar llenando el mundo con sus doctrinas. Esto no sólo aparece verdadero éxito. ¡Lo es! En realidad, es la clase de éxito que solo puede producir el Espíritu Santo mediante instrumentos totalmente consagrados.

Si él puedE utilizar a simples pescadores. ¡ciertamente nos puede utilizar a nosotros hoy! 

Para hacernos una cifra de los cristianos que había, diremos la cibra de los que murieron por Cristo.
[desde Nerón,64-68; y Calicula murieron 140.000 cristianos. Domiciano 81-96; Trajano 109-111; murieron 144.000. Después le siguieron, Marco Aurelio 161-180; Séptimo Severo. 202-210; Maximo 235; Decio. 250-251; Valeriano. 256-259; Y uno de los más crueles en la historia fue Diocleciano 303-313; es la época de los mártires.] Para hacernos una idea de los cristianos que había en el siglo III el 10% de la población del Imperio. (Wikipedia).
Cuando Diocleciano, puso el edicto en marcha, miles apostataron de la fe, pero otros fueron fieles a su Dios. Depende que historiador o erudito escojamos, nos dirán miles de muertos, pero la realidad es que la historia nos dice que la sangre de los mártires corrían como un rio por las calles (Historia de Roma t. I; Historia de las religiones t. I p. 546-548).
Maranata.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

No hay comentarios:

Publicar un comentario