sábado, 11 de octubre de 2014

¿TE CONOCES A TI MISMO?


Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2º Cor. 13:5.

Para vivir correctamente la vida cristiana debemos conocernos a nosotros mismos. La meditación es la ventana por medio de la cual podemos ver a Jesús. El autoanálisis es el espejo en el cual nos contemplamos.

Veamos en qué forma ha actuado nuestra antigua naturaleza. En lugar de engañarnos, enfrentemos francamente a nuestro yo. Probémonos. El termino griego traducido por la palabra “probaos” significa una acción repetida. No se trata de un examen que se realiza en una sola vez, sino de un acto permanente.

¿Dominamos constantemente la amurallada fortaleza de nuestra alma, o nos rendimos ante la presencia de los gigantes que moran en nuestro corazón? Este examen nos permitirá ver con claridad en qué condición estamos. Si pretendemos ser cristianos en el pleno sentido dela palabra.

Sin necesidad de llenar un formulario, todos podemos hacernos algunas preguntas que nos ayudarán a comprender si estamos en realidad conservando nuestra fe. He aquí algunas: ¿En qué persona o cosas pensamos primero al despertar cada mañana? Si estamos pensando en el problema que dejamos el día anterior, entonces si que tenemos un gran problema en nuestra vida.

Ahora bien, si nos levantamos pensando en Cristo y las cosas 
que nos ha dado, y cual bondadoso a sido durante la semana, hemos pasado la prueba. Sabiendo esto, la pregunta cae por su peso: ¿Estudiamos o leemos por la mañana las meditaciones matinales en nuestro hogar?

¿Estudiamos con reverencia la Biblia todos los días incluso las lecciones de la escuela sabática? Lo cierto es que no todos compartimos los mismos pensamientos, unos pueden estar de acuerdo o en desacuerdo en un punto y en otros; Dios nos da la libertad para poder escoger. Pero una cosa es segura, Dios nos juzgara por nuestras malas decisiones. Esto esta más claro que el agua.

Dios a puesto todo en nuestras manos, pero al igual que nuestros primeros padres dieron sus ofrendas y diezmos, cosa sagrada es para Dios, deberíamos darlo a la casa de Dios. ¿Oramos para que Dios nos dé la oportunidad de compartir la fe, y nos capacite para hacerlo?

Seamos ricos o pobres, Dios nos colma cada día de bendiciones, y debemos compartir con los demás de aquello que Dios nos da.
¿Y que hombre hay de vosotros, a quien si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? (Mat. 7:9,10; Luc. 11:11,12).

todo lo que hagamos para ensalzar el nombre de Dios, repercutirá en nuestra vida, sea para bien o para el mal. Estas y otras preguntas salta en nuestra mente, pero la podemos contestar con el único medio que Dios a dispuesto para el hombre y mujeres; la respuesta esta en la Biblia.

La comunión con Cristo no produce incertidumbre. Podemos estar seguros de pasar la prueba. Cuando alguien cae vez tras vez en el mismo pecado, debe tomar las medidas necesarias para 
evitar otra derrota. Esto puede significar un cambio de ambiente o de amistades.
Pero, no importa cuánto cueste, hagamos todo lo posible para vencer, Dios a prometido la victoria y sus promesas son seguras y veraces. 

Cuando creamos de verdad estas promesas sera una bendición para el alma acongojada, un bálsamo para su Espíritu. Entonces tendremos la seguridad de la bendita victoria que Cristo nos quiere conceder gratuitamente.
Maranata.
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica 

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