miércoles, 1 de octubre de 2014

SALVADOS POR GRACIA

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios Efe. 2:8.

Es decir, gracia de parte de Dios y fe de parte del hombre. La fe acepta la dádiva divina. Somos salvos cuando confiamos en Cristo y nos entregamos completamente a él. La fe no es la causa de nuestra salvación, sino solo el medio (Rom. 4:3).

¿Que quiere decir este texto? ¿Que quiere decir ser salvo? ¿Incluye la salvación tanto la justificación y la santificación?
¡Claro que sí! Ambas están incluidas. Pablo continua diciendo en el verso 9: “No por obras, para que nadie se glorié”. Las obras no son la causa sino el efecto de la salvación (Rom.3:31).

Debemos de recordar que ambos proceso solo se realiza porque Cristo es quien obra en nosotros. La justificación se produce en nosotros cuando Cristo obra por mi. 
La santificación, Cristo obra dentro de mí. Recordemos que el hombre no puede producir por sí mismo buenas obras. ¡No puede!

Dios le dijo a Moisés: “en verdad vosotros guardarais mis Sábados: porque señal es entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. (Exo.31:13

Es Dios que nos santifica. Los méritos de una vida victoriosa no son nuestros, sino de Cristo. La santificación es, además, un acto del Creador. En Efes. 4:24 se nos dice: "Y vestíos del nuevo hombre, que es creado según Dios, en justicia y en santidad verdadera". 
En Colosenses 3:8-10 leemos: "Más ahora, dejad tambien todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de buestra boca.  No mintais 
los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo creó”.

Mantener una vida santificada es una lucha constante, una verdadera batalla. Algunos están completamente equivocados con respecto a la experiencia cristiana. 

Piensan que cuando alguien se convierte, desaparece todas las tentaciones, las luchas , los problemas y las perplejidades.

Y eso no es cierto. Dios nunca nos permitió librarnos de las luchas, sino darnos la victoria si confiamos plenamente en él.

Pero, ¿de qué clase de lucha estamos hablando? Pablo dice: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna” (1º Tim. 6:12).

Quiere decir, simplemente, que se trata de una lucha espiritual, interior, destinada a que nuestra fe descanse siempre en el objeto de nuestro amor, es a saber, Cristo Jesús. Debemos prestar especial atención a este punto, ya que muchas veces estamos tan preocupados por la tentación, que no nos acordamos de pedir por fe el poder santificador de Dios.

Maranata.
http:// lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través del tiempo
http://segunda venida apocalíptica

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