lunes, 13 de octubre de 2014

¡DIOS APRUEBA LAS BROMAS!


Como el que enloquece, y hecha llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma. Prov. 26:18, 19.

Podremos un ejemplo de lo que es la broma en un cristiano.
Carmen y Juan fueron a visitar a unos amigos. 

Estos estos no sabían que Juan tocaba bien el violín. Entraron en la casa, se sentaron, y Juan observo que había un violín en cima de la mesa, cogió el violín y empezó a tocar un hermoso himno.

Su esposa Carmen comenzó hacer algunas observaciones en tono despectivo y queriendo hacer una broma a su marido, sobre sus conocimientos de musica. Al fin Juan se sentó y estuvo sentado, a causa de la actitud de su esposa, y paso el resto de la velada sentado en un sofá. (En boca cerrada no entra moscas, reza el refrán).

Una vez en su hogar Carmen se disculpó diciendo que sólo quería hacer una broma. Broma de muy mal gusto. “Sí “, le respondió Juan, “pero con tu bromas me fuiste humillando, y esto ha contribuido a que nuestras relaciones sean cada vez más deterioradas.

Las bromas dentro del matrimonio o fuera de el nos salen caras porque las hacemos a costa de nosotros mismos o de los demás, y humillamos a la persona. Ahora bien, si lleváramos un registro exacto de ellas veríamos que casi todas están relacionadas con las desgracias ajenas.

Una caída, la pérdida de una peluca, el derramamiento de un zumo, todo esto son episodios que mueven a la risas y a las 
bromas. Dios quiere un pueblo santo, un pueblo que sus lenguaje sea correcto, como corresponde a hijos del Rey de Reyes. Pero la gran pregunta es: ¿Que clase de hijos tiene nuestro gran Rey? Que cada uno responda.

Las burlas, y las bufonadas, pueden parecer divertidas pero no entre el pueblo de Dios. No creo que en el cielo se gasten bromas, y creo que a nuestro Dios no le agrada dicha actitud de las personas. Los tales no esperen ir al cielo, no tienen cabida.

A lo largo de mi vida vi que tales bromas, hicieron mucho daño, y esas personas nunca volvieron a la iglesia, Dios demandara tales aciones. Una descripción apócrifa de la personalidad de Cristo afirma que no se sabe que el Señor se haya reído alguna vez.

Es posible que esa declaración no este muy lejos de la verdad. Jesús se divertía con los niños, le justaba estar con ellos, porque en ellos estaba puesta la belleza y la sencillez que reflejaba ha Dios. Jesús nunca fue mordaza.

Estoy convencido de que fue el Hombre más amable, simpático, y alegre, en el buen sentido de la palabra, no se enfadaba, y llevaba el amor del Padre a los que lo necesitaban. Su espíritu sereno, pacifico, sensato, animaba a la gente.

Podemos estar seguros de que poseía una personalidad atrayente puesto que a los niños les gustaba treparse en sus rodillas.

La risa insensata, las bromas, las burlas, disgustan al alma que se nutre de Cristo. Al Señor le resulta dolorosa la conversación vulgar, disparatada. Los que gustan de las conversaciones 
deben tratar de que sus palabras sean escogidas. (foto. Seremos juzgados por la ley)

Podemos suponer que el chisme y las charlas insensatas, no es pecado, pero esto apena a nuestro Señor y entristece a los ángeles del cielo. (La Educación. 457).
¿No les parece a ustedes que es mejor que cambiemos nuestras “llamas y saetas de muerte” por palabras bondadosas y amables que lleven vida para la gloria de Dios?
Maranata.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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