No juzguéis para que no seáis
juzgados. Porque el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con
la medida con que medís, os será medido. Mateo. 7:1-2.
Cristo poseía una cualidad
imprescindible para amonestar sin causar dolor.
Jesús se refiere en el contesto de este verso, al hecho de juzgarlas intenciones de otras personas, no al hecho de juzgar si sus acciones son buenas o malas.
Jesús se refiere en el contesto de este verso, al hecho de juzgarlas intenciones de otras personas, no al hecho de juzgar si sus acciones son buenas o malas.
Dios es competente para juzgar las intenciones del corazón humano, y
los pensamientos íntimos de los hombres (ver. Hrb 4:12; DTG. 281).
Cuando Dios nos mira dentro de nuestro corazón, ama el pecador, pero
rechaza el pecado.
“El esfuerzo de ganar la salvación por medio de
las obras propias conduce inevitablemente al hombre y mujeres a
amontonar los reglamentos humanos como una barrera contra el pecado.
Pero los hombres no miran ni observan la ley de Dios, el hombre traza
normas y reglamentos que son de su propia cosecha para obedecerlas.
Todo esto desvía la mente de Dios hacia el yo.
El amor divino se
extingue en el corazón, y con el desaparece el amor al prójimo.
Los que defiende tal sistema humano, con una multitud de reglas, se siente impulsados a juzgar a todo los que no logran alcanzar la norma establecidas por los hombres.
Los que defiende tal sistema humano, con una multitud de reglas, se siente impulsados a juzgar a todo los que no logran alcanzar la norma establecidas por los hombres.
Cristo no discrimina a las personas ¡No!
Sino va en contra de los que critican censura, mucha veces en forma
injusta e inmisericorde.
El ambiente de la critica egoísta y
estrecha ahoga las emociones nobles y generosas, y hace de los
hombres espías despreciables de lo jueces ególatras.
“A esta
parte pertenecía los fariseos” No salían de su servicio
religiosos no se humillaban por la convicción de los de viles que
eran, no eran agradecidos por los grandes privilegios que Dios les
había dado. . .
¿Vemos esto en nuestro pueblo? Dios es el que
juzgara en aquel tiempo. Dictamos juicio rápidamente contra nuestros
hermanos en la fe. No tenemos en cuenta las percusiones que puede
acarrear en las vidas de ellos y en las nuestras.
En aquel día la
ley caerá como una losa en nuestra cabezas, al igual que a los
fariseos. Un proverbio árabe dice:”¿Cómo ves la astilla en el ojo
de tu hermano y no ves la viga en tu propio ojo?”
“El pueblo
participa en sumo del mismo espíritu que se entrometía en la
esfera de la conciencia y se juzgaban mutuamente en asuntos que están
entre el alma y Dios.
Un joven árabe se levantaba a la media noche
para leer el Corán, y meditar y orar.
Una noche su padre se levanto y lo contemplo y el hijo le dijo:
Una noche su padre se levanto y lo contemplo y el hijo le dijo:
“Tus otros hijos están sumidos
en un sueño irreligioso, mientras yo sólo alabo a Dios” “Hijo
-le contestó- es mejor dormir que estar despierto para mostrar las
faltas de tus hermanos”. “Apliquemos nos en cuento".
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS
LECTORES.
Notificación: Estimados lectores
de este blog. Estimados lectores de este blog. Por mi salud y por
este proyecto Sal. 62:7.
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