El pan nuestro de cada sía, dándolo hoy. Mat 6:11.
En la primera parte del padrenuestro (ver 9-10) se dirige la atención a la paternidad de Dios, el carácter, al reino y a la voluntad de Dios.
En la segunda parte (ver 11-13) se pide poder para cubrir las necesidades temporales y espirituales del hombre. “Era el “pueblo”, llano la gente común, pecadores, agricultores, pescadores, y obreros, gente llana del pueblo.
No había ricos ni poderosos de la tierra de Israel. También estaban los enfermos, y la escoria de Israel según los fariseos. El nombre de Dios debe de ser honrado,y que sea establecido en su reino, y que sea hecha su voluntad.
En este marco de injusticias por parte de Israel y de los sacerdotes, Jesús daba la libertad a los cautivos.
No hay que mirar hacia atrás hoy día, pues encontramos el mismo problema en diferentes países.
Hombres poderosos, ricos y sacerdotes corruptos que sólo quieren resaltar su ego personal.
La población se muere de hambre, no solamente físicas sino espiritual.
El deber del hombre es cubrir las necesidades de estos pueblos, ya que estaremos sirviendo a los intereses de Dios, entonces podemos pedir con la confianza ya que nuestras necesidades serán cubiertas.
Si habéis renunciado al yo, y os habéis entregado a Cristo, sois o (somos) miembros de la familia de Dios, y todo cuanto cuanto hay en casa del Padre es para nosotros. Creo que el texto va más aya de lo que nos imaginamos.
Como suele ocurrir, quienes tienen escasez de bienes terrenales siente más vivamente su dependencia de Dios, no importa cual sea tu religión o tu país. El texto nos dice: “No e visto a justo desamparado ni a su simiente mendigando pan”.
La raza humana somos simiente de Adan y este era hijo de Dios. El pensamiento de Pablo “todo es vuestro” (º1 Cor. 3:21) es una idea extraña para muchos cristianos.
Nunca han descubierto la verdad de que Dios quiere que sean felices, ricos y prósperos. Cuando Jesús indicó que pidamos el pan de cada día, expresó el cuidado divino por nuestras necesidades materiales.
Dios sabe que necesitamos alimento, casa y ropa comparables con los bienes de otras personas. Debemos compartir un poco de lo que Dios nos da, con aquellos menos favorecidos de la tierra.
Ya que Dios nos ha bendecido con nuestros talentos y dones, para ponerlos a servicio de los más necesitados.
En aquel día del juicio, Dios nos pedirá cuentas de nuestros talentos y cómo lo hemos administrado, si en nuestro beneficio o en beneficio del más necesitado.
MARANATA.
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