Y no nos dejes caer en tentación,
más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por todos los siglos. Amén. Mate 6:13.
Muchas veces entendemos mal esta
parte del Padre nuestro creemos que es un ruego a Dios para que nos
quite toda tentación.
Pero Dios no nos ha prometido que nos protegerá de la tentación, sino que no nos dejará caer (Juan 17:15).
Pero Dios no nos ha prometido que nos protegerá de la tentación, sino que no nos dejará caer (Juan 17:15).
Podría haberse pensado que ése era el medio más eficaz
para que fueran preservados (los cristianos) del mal de este mundo.
Tanto los discípulos como nosotros tenían y tenemos una misión
para cumplir en este mundo.
Con demasiada frecuencia nos colocamos
voluntariamente en el camino de la tentación (ver Rom. 7:9). En
verdad, pedir que Dios no nos meta en tentación equivale a renunciar
a nuestros propios caminos y someternos a los caminos que Dios
escoja.
Una son las pruebas, que muchas veces Dios permite para
nuestro bien (Hech20:19; Sat. 1:2; cf. 1º Ped. 4:12) y de diversos
modos prueba a los hombres, pero nunca los tienta a pecar.
Cierto es
que hay michas tentaciones y muy diversas que acosan al cristiano.
Pero los hijo de Dios son acosados por Satanás por todos los lados.
A veces con pensamientos, otras en la forma de un falso sentimiento
de seguridad y aveces con dudas impías. El plan de Satanás es
hacernos dudar de la misericordia de Dios, y dudar del sacrificio
expiatoria de Cristo.
Pero el discípulo comprende su debilidad y no
se expone innecesariamente a la tentación a fin de probar la fuerza
de su fe. Los cristianos no piden a Dios que ponga a prueba su débil
fe, sino que los preserve en la hora de la tentación.
“Es muy
aventurado que nos detengamos para contemplar las ventajas de ceder a
las sugerencias de Satanás. El pecado significa deshonra y ruina a
cada alma que persiste en él; pero es de naturaleza cegadora y
engañosa y nos tentara con presentaciones lisonjeras.
Nuestra fuerza
esta en la constante oración, y un “así dice Jehová” Ya que
esta es el arma que más teme nuestro enemigo.
Orar “no nos dejes
ceder a la tentación” es pedirle a Dios que nos dé el poder para
abandonar los lugares impropios de un cristiano, los libros y revista
impuras, y que no hagamos el mal a otras personas (1º 10:13).
Dios
nos ha prometido que no nos “dejara ser tentados más de lo que
podamos resistir.
Siendo Cristo nuestro ejemplo en todas las cosas,
si imitamos su ejemplo de oración ferviente e insistente al Dios que
da poder,
en el nombre de quién nunca se rindió ante las tentaciones de Satanás, para poder resistir las asechanzas del enemigo astuto, nunca seremos vencidos por él. (The Youth's Instructor, 1 de Abril de 1873).
en el nombre de quién nunca se rindió ante las tentaciones de Satanás, para poder resistir las asechanzas del enemigo astuto, nunca seremos vencidos por él. (The Youth's Instructor, 1 de Abril de 1873).
MARANATA.
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