Este es uno de los versos que Job dirige a sus “amigos”. Ellos conocían la espiritualidad de Job, y el le responde a su poca fe en Dios.
Los orientales de la época de Job, daban mucha importancia a la oración, aunque sus hechos después no los demostraban.
Creo sinceramente que muchas personas consideran la oración como “una balsa de goma” Que se puede estirar cuando uno lo crea más conveniente.
La oración es es el acto de abrir el corazón a Dios, es el acto de ser sincero y contarle todo lo que te ocurre.
Recuerdo que cuando mi niño tenia tres años, lo deje encima de un taburete alto, y le dije que se tirase a mis brazos que yo lo cogería en el aire.
Fue cuando empezó a dialogar con migo, el quería estar seguro de que yo sujetaría antes de caer al suelo. El dialogo le dio confianza y se lanzo a mis brazos.
Fue un momento de alegría para él. Así es nuestro Dios, quiere dialogar con cada uno de nosotros. Pero el Señor no forzara nuestra decisión.
La confianza viene cuando uno dialoga con el Padre. Pero sin embargo no debemos pensar que el dialogo o la oración, es un medio de salvación.
Cuando hay un naufragio no todos se salvan, así pasa con la oración, cuando no le damos la importancia debida.
Podríamos pensar de este modo si una persona siempre hubiese recibido respuestas a sus oraciones según sus expectativas.
Pero no todas las oraciones son contestadas con forme a nuestros intereses. La pregunta es: “¿Hay oraciones contestadas?” Claro que las hay.
Jamás una oración ha quedado sin ser contestada por Dios. El problema estriba, que el hombre suelta la mano de Dios muy rápidamente, y las bendiciones tardan en llegar.
Por otro lado no somos nosotros los que debemos determinar cuál ha de ser la respuesta de Dios ha esa petición.
Dios contesta las oraciones conforme a nuestras necesidades y según lo crea él conveniente.
Tenemos un ejemplo que el cristiano no puede olvidar, en el cual nos debe de hacer recapacitar cuando uno ora a Dios.
Paso por tal agonía que sudo gotas de sangre. “Si es posible, pase de mi este vaso. . .”
Y la respuesta a esa oración fue una muerte trágica.
Creo con sinceridad que deberíamos ser adultos y no niños en la oración.
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros Un plan maravilloso, que quiere compartir. Oremos como oro Daniel, tres veces al día, la fluidez debe de ser constante y sincera.
MARANATA.
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