martes, 9 de agosto de 2011

PROBIDAD EN LOS MOTIVOS Y LAS ACCIONES.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonadores unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efe. 4:32.

Siempre hay que fomentar los principios la rectitud y la honestidad. Esta última no permanecerá donde se dé albergue a la conveniencia. Jamás podrá haber acuerdo entre ambas. Una proviene de Dios, la otra , de Baal. El Maestro exige que sus siervos sean probos en sus motivos y acciones.

Se debe vencer toda forma de codicia y avaricia. Los que elijan como compañía a la honestidad, la incluirán en todos sus actos. Esta clase de hombres no son del agrado de la mayor
ía, son preciosos para Dios.

Satanás esta trabajando para introducirse en todas partes. Es su intención separar a quienes son verdaderos amigos. Hay hombres que siempre están hablando, chismeando [criticando], dando salso testimonio, sembrando semilla de discordia y originando contiendas.

El cielo considera a esta clase de personas como los siervos más eficientes de Satanás. Pero el que resulta agraviado se halla en una situación mucho menos peligrosa que cuando se lo aluda y ensalza por unas pocas labores que aparentemente ha realizado con buen éxito.

La alabanza de los supuestos amigos es más peligrosa que su vituperio. Todo hombre que se alaba a sí mismo empaña el brillo de sus mejores esfuerzos. Un carácter verdaderamente noble no se rebaja hasta sentirse ofendido por las acusacion
es de sus enemigos.

Toda palabra pronunciada resulta inocua porque no hace más que corroborar lo que no puede abatir. El Señor quiere que su pueblo esté íntimamente unido a él, a su Dios de paciencia y de amor. Todo deben manifestar en su vida el amor de Cristo.

Que nadie se atreva a menoscabar la reputación o la
posición de otro porque esto es egoísmo. . . Nunca habléis desdeñosamente de nadie, porque puede ser valioso a la vista del Señor, en tanto que los que se consideran importantes pueden ser de escasa estima para Dios debido a la perversidad de su corazón.

Nuestra única seguridad consiste en que permanezcamos ocultos al pie de la cruz, en que nos veamos insignificantes y confiemos en Dios, pues sólo él tiene poder para hacernos grandes.

G.W.

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