martes, 1 de octubre de 2019

LA REGLA DE ORO.


Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12
A lo largo de la historia siempre ha habido hombres y mujeres piadosos. En la segunda Guerra Mundial en diferentes países de Europa, hombres como el pastor W. E. Sangester. 

Entre 1939 y 1955 Estaba a cargo de una iglesia en Londres, este pastor tubo la idea de reforzar la cimentación de la iglesia y el gran sótano que había. 

En 1940 empezó los bombardeos en Londres, junto con su familia atendieron a los heridos, pobres y familias desechas por los bombardeos. 

Este ejemplo se vio en el Líbano, Siria y Jordania, que recibieron cantidades de cristianos que huyeron de la intolerancia religiosas de los árabes. 

Hombres como W. E. S. que no conocemos sus nombres apoyaron y dieron cobijo a estos Cristianos. 

La organización de ADRA Y DORCAS fueron muy activas en ayudar a estos hombres y mujeres. 

“La medida de la regla áurea es la verdadera norma del cristiano; todo lo que sea menor es una decepción. 

El que más completamente se entrega a Dios es el que le rendirá el servicio más aceptable. Porque mediante la comunión con Dios, los hombres llegarán a colaborar con él en cuanto a presentar su carácter a la humanidad. 

El servicio prestado con sinceridad de corazón tiene gran recompensa. “Tu padre que ve en secreto, te recompensara en público.” (DTG. p. 279).

Una religión que hace que los hombres tengan poca estimación por los seres humanos, a quien Cristo ha estimado de tanto valor y que dio su vida por ellos; 
una religión que nos lleva a la indiferencia por las necesidades, sufrimientos o guerras, o violar los derechos humanos, es una religión espuria. 

No importa de que religión sea, o que gobernante sea. La ley de Dios con respecto a desamparar al necesitado, al desplazado por diferentes causas, será tenido en cuenta en el juicio de Dios. 

Hay una gran mayoría de cristianos que aceptan el nombre de Cristo, mientras en la vida niegan su carácter, tiene el cristiano tan poco poder en el mundo. . . 

“Buscad en el cielo y en la tierra, y no hay verdad revelada más poderosa que la que se manifiesta en las obras de misericordia a quienes necesita nuestra simpatía y nuestra ayuda. 

Esta es la verdad como esta en Cristo. 
Cuando los que profesan el nombres de Cristo practiquen los principios de la regla de oro, el mismo poder acompañará el Evangelio, tal como en los tiempos apostólicos” (E.D.M j., p. 113). 
¿Hemos captado la idea del verdadero servicio cristiano desinteresado? Sigamos la regla de oro.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog.Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7

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