Entonces habló Jesús a la gente
y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan
los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que
guardéis, guardarlo y hacerlo; mas no hagáis conforme a sus obras,
porque dicen, y no hacen. Mate. 23:1-3.
Es probable que este episodio
ocurriera el día martes antes de la crucifixión, en las últimas
horas del atardecer. Este fue el último día que Jesús enseñó
públicamente en el templo, y ese fue su último discurso público.
Evidentemente, mediante su vigorosa censura dirigida a los escribas y
fariseos, que procuraban quebrantar las cadenas que ataban al pueblo
a través de las tradiciones en las cuales querían perpetuar.
Los
judíos tenían una gran tradición. Abraham, Isaac y Jacob eran sus
antepasados y Moisés su legislador.
Los profetas -Isaías, Ezequiel, Daniel, y los demás- habían enriquecido su heredad.
Los profetas -Isaías, Ezequiel, Daniel, y los demás- habían enriquecido su heredad.
Dios les había
hablado en muchas ocasiones; la más notable en el Sinaí.
Pero esto no podía excusar el pecado y el egoísmo del pueblo de Israel y de sus tradiciones.
Pero esto no podía excusar el pecado y el egoísmo del pueblo de Israel y de sus tradiciones.
Nos debemos de preguntar como pueblo de Dios si no
caemos en los mismos pecados. Por una parte el legalismo, y por otra
el fanatismo. Estos dos puntos nos lleva ha los extremos muy
peligrosos como a los fariseos y los escribas.
“Tú, pues, que
enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú me predicas que no
se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar,
¿adulteras? . . .
Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de
la ley deshonras a Dios? (Rom. 2:21-23). Todos los hijos de Dios,
tenemos que hacernos una auto critica basado en estos textos, no
seamos como los fariseos y los escribas.
Jesús no pone en duda las
enseñanzas de los escribas y fariseos, cosa que habían hecho en
otras ocasiones, lo que hace es resaltar la vida que ellos llevaban.
El pueblo que espera la venida de Jesús y guardan sus mandamientos
deberíamos de llevar una vida que refleje a nuestro Señor.
El amor
y la piedad debe de reflejar el carácter de Jesús en su pueblo, y
no reflejar el orgullo, la arrogancia y la critica. El carácter debe
de ser como una muralla infranqueable, y esta la obtendremos a través
da la oración continua con nuestro Dios.
La religión debe producir
estatura espiritual.
Ninguna lección del pasado es más desoladora que la tragedia de una conformidad externa sin una entrega interna.
Ninguna lección del pasado es más desoladora que la tragedia de una conformidad externa sin una entrega interna.
Jesús puso a los escribas y fariseos como ejemplo. Es una
amonestación también para su pueblo. Cada profeso cristiano tenemos
que aprender bien esta lección.
MARANATA.
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de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7
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