viernes, 25 de octubre de 2019

SIRVE MEJOR A TU SEÑOR.


Respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:40
A través del tiempo Cristo se identifica con cada creyente que quiere hacer su voluntad. 

Es por eso que Cristo se identifica a través del Consolador y a su vez el se identifica con sus escogidos a tal punto que cualquier cosa que los afecta a ellos (nosotros) le afecta a él personalmente. 

No podemos sentir ningún dolor o chasco, no podemos experimentar ninguna necesidad, sin que Cristo simpatice con nosotros. 

Al tener en cuenta las necesidades de otros, reflejamos este mismo aspecto de carácter divino. Cuando reflejemos perfectamente el carácter de Jesús, sentiremos por lo que tienen necesidad lo mismo que siente él, y usándonos a nosotros él podrá confortar y socorrer a otros. 

La mayor evidencia del amor de Dios es aquel amor que nos lleva a sobrellevar “los unos las cargas de los otros” y así cumplir “la ley de Cristo” (Gal. 6:2 cf. 1º Juan 3:14-19). 

Hace muchos años conté esta historia en este blog, por que la hoy cuando estaba en el seminario de Francia. 

¿Dónde esta el amor hay esta Cristo? Donde menos lo espera uno.

En un pueblo de Suiza, no muy lejos de Berna, un zapatero remendón llamad Martin, se encontraba remendando unos zapatos, cansado de una jornada larga se puso a leer un folleto sobre el Divino Maestro. 

El sueño le venció. El deseaba que Cristo le viniese a visitar y así conocerle, por que había oido mucho de él. De repente oyó una voz que dice: 'Martin, Martín, observa la calle mañana. 

¡Vendré a ti! Se despertó, y no sabía si había sido un sueño o si había oido la voz de Dios. Al día siguiente, miro mucho por la ventana. . .

Se dijo así mismo, “es demasiado lo que yo espero. El zapatero ve a un barrendero hacía mucho frio, le hace pasar y le da un té, y lo invita a calentarse las manos de su vieja estufa. 

Luego hace pasar a una mujer con su niño para que se calentase, luego hace pasar a un vendedor de frutas, pero no ve que se ha cercara Jesús. En la noche Martin pensó en todos los personajes que había invitado y ninguno era Jesús. 

Sentado en su mesa a la luz de la estufa, de pronto la figura del barrendero bino a su mente y una voz le dice: “Martin Martin ¿me conoces? 

Ese soy yo” Y luego le vienen a la mente el vendedor de frutas, y la voz le dice: “Y ese también soy yo” 

“Y la gran verdad despunta en el viejo zapatero; que Dios le ha visitado a él en forma de hombre; que en forma de hombre o de mujer y niño que en su servicio han servido a Dios.” 
El Señor se puede presentar de muchas formas al ser humano, para conocer cual es su voluntad.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7

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