Permanecer en mí, y yo en
vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, sí no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Juan 15:4
Comúnmente los discípulos de
Jesús trataban de cortar los pámpanos del cristianismo de la vid.
La misma confusión es el pensamiento en la actualidad.
La misma confusión es el pensamiento en la actualidad.
Tenemos la
tendencia a ser selectivos en nuestra fe, tomando lo que atrae a
nuestra fantasía superficial y abandonamos las responsabilidades más
profundas.
Permanecer continuamente en conexión viviente con Cristo
es esencial para el crecimiento y para dar frutos. No es suficiente
prestar una atención esporádica a la religión.
El crecimiento
espiritual no se promueve mediante el fervor religioso, entusiasta y
transitorio de un día, seguido por una profunda depresión
ocasionada por el descuido por el descuido del día siguiente.
Permanecer en Cristo significa que el alma diariamente debe estar en
constante comunión con Jesucristo por lo menos tres veces al día,
y debe vivir la vida de Cristo. (Gal. 2:20).
Deseamos el poder del
cristianismo, pero no nos interesa su disciplina. Anhelamos la paz
que sobrepuja todo el entendimiento, pero nos despreocupamos de la
justicia que constituye el fundamento de dicha paz.
En otras
palabras, deseamos la victoria, pero desechamos la cruz. No es
posible que una rama dependa de otra para su vitalidad; cada una
debe mantener una relación personal con la vid.
Y cada miembro
debe dar sus propios frutos. Sin oración incesante y vigilancia
diligente, corremos el riesgo de volvernos indiferentes y de
desviarnos del sendero recto.
Nuestro adversario procura
constantemente obstruir el camino al propiciatorio, para que
obtengamos mediante ardiente súplica y fe, gracia y poder para
resistir a la tentación (Camino a Cristo 94).
Si deseamos fe,
debemos descubrir la fuente de donde fluye. Si deseamos experimentar
una medida abundante de amor de Dios, debemos amar a nuestros
semejantes. Si deseamos el perdón de los demás, debemos aprender a
perdonar.
Mires a donde mires la cruz y la victoria esta unidas. “La mente carnal. . No se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco
puede” (Rom. 8:7).
Es imposible que el hombre por su propia fuerza
escape del abismo del pecado en donde ha caído. La base de nuestra
esperanza se halla en Dios; pero nosotros tenemos que pagar el costo.
Tiene que morir muchas cosas en nuestra vida, antes de que otras
puedan vivir. La unión del pámpano con la vid es vital, la oración
es vital para el cristiano.
MARANATA.
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Notificación: Estimados lectores
de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7
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