ORACIÓN Y FERVOR

Y como el filisteo miró y vio a David, túvole en poco; porque era mancebo, y rubio, y de hermoso parecer. 1º Samuel. 17:42.

Una de las cosas que Dios admira es la sencillez y la fe de una persona, no su altura o su capacidad intelectual. 

Todo eso esta bien, y más se dedica al servicio de Dios. Pero lo importante es la lealtad. La insensatez de Saúl al dar la coraza a David, demostró poca fe en Dios. 

David atribuyó el poder de Dios la victoria sobre los animales salvaje. 

El peligro había desarrollado en él un valor santificado, y su fidelidad en las cosas pequeñas lo habían preparado eficazmente para que se le confiaran mayores responsabilidades. 

Había demostrado ser un pastor digno de confianza cuando velaba por el rebaño. Hoy en pleno siglo XXI hay pocos pastores de este calibre. 

¿Pero cual es el propósito de Dios para los hijos de Dios? El propósito de Dios es que cada persona se maneje con su propia armadura. 

David daba mucha importancia a la oración, dependía diariamente de Dios. 

El Señor necesita hombres y mujeres que sean ellos mismos, y que no sean controlados por otros. Que sean ellos mismos y que siempre dependan de Dios para ejercer sus tareas. 

 Muchos hombres y mujeres cristianos se preparan para hacer la obra de Dios en el mundo, pero muchos no llegan a realizarse porque no han puesto sus vidas a la obra de Dios. 

Esto me recuerda a los años que estuve en el seminario de Valencia CEAS. Eramos muchos los alumnos, pero de todos ellos salieron como pastores sólo siete. 

Cada uno cojeo un rumbo muy distinto a lo esperado por Dios. Mucho de ellos esta fuera de la iglesia y otros seguimos dentro de ella. Dios nos llama a cada uno a defender y proclamar el mensaje de amonestación al mundo. 

 Cuán rápidamente una prueba siguió a la otra y dejamos a Dios plantado. David fue probado al igual que nosotros somos probados para ver nuestra fidelidad. 

No hay peor cosa que plantar una semilla de duda, como Saúl, la planto a no tener fe para combatir a Goliat. Hoy se levanta grandes muros ante nosotros, muros que no podemos combatir por nuestras propias fuerzas.

Hay muchos textos en los cuales son verdaderas promesas para nuestro tiempo. ( Sal.94:14; Deut. 31:8; Juan 4:14) 
Podemos hacernos una pregunta: ¿Cual es el propósito de mi vida? Salomón lo define así: 

“El fin de todo discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque es to es el todo del hombre. . .

(Ecl. 12:13-149). 

Parte de nuestra vida es hacer la voluntad de Dios, pero el hombre no las comprenden. Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de vida.

MARANATA.

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