lunes, 17 de enero de 2022

LA GRAN PIEDRA.

Tomó luego Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Ebenezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová. 1 Samuel 7:12

Hay miles de almas dispuestas a trabajar para el Maestro que no han tenido el privilegio de oír la verdad como algunos la han oído, pero han sido fieles lectores de la Palabra de Dios y serán bendecidos en su humilde esfuerzos para impartir la luz a otros. 

El profeta levantó una piedras en conmemoración de la gran victoria sobre los filisteos. 

Cada uno de Ustedes, tienen piedras en que conmemorar sus victorias sobre su enemigo el diablo. Experiencias acumuladas a lo largo de su vida. 

Las cuales dan testimonio de lo que Cristo han hecho por ustedes. Esas experiencias deben ser compartidas con otras personas, para loor grato de Jehová. 

Estas experiencias deben de ser anotadas, para no olvidarnos de ellas, Samuel escribió las experiencias de Israel con los filisteos. 

A lo largo de mi vida cristiana, estuve escribiendo más de 8 diarios, y cada uno de trescientas páginas. 

En ellas hay bueno y mano, y se que no van aser leídas por mis hijos. 

En ellas está los grandes recuerdos y convivencias con mi Dios, las experiencias y como se manifestó en muchas ocasiones como vosotros sabéis. 

La iglesia desde 1844, puede contar como la dirigió Dios a lo largo de su existencia, y como la dirige actualmente. Puede levantar una muralla más grande que la muralla de China. 

Pero los momentos más solemnes están por llegar. Estas serán escritas en grandes piedras, como señal de lo que hace Dios por sus hijos. 

Y “hasta aquí nos ayudó Jehová” como individuos. Si recorremos con nuestra mente los años pasados de nuestra vida podemos ver como Dios nos dirigió. 

Samuel puso su confianza en su Señor, y su Señor no le defraudó. Vivimos en una época donde la fe brilla por su ausencia, donde se manifiesta la mundanalidad dentro y fuera de la iglesia. 

Donde a lo malo se le llama bueno y a lo malo bueno. 

Pero a pesar de las dificultades y de los problemas de cada día, Dios nos ayuda para que obtengamos la victoria. 

¿Dónde están los monumentos mediante los cuales recordáis el amor y la bondad de Dios? 

Debemos de esforzarnos para conservar en nuestro interior, todas las cosas buenas que Dios nos ha concedido. 

Es bueno que el cristiano vuelva constantemente a los Eben-ezeres de la vida donde sobrevinieron liberaciones providenciales, para desconfiar de sí mismo y alcanzar una entrega plena y una confianza en nuestro Dios.

MARANATA.

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